sábado, 3 de mayo de 2025

POR ESPAÑA: El castillo de Frías




































Frías, que ostenta el curioso título de "la ciudad más pequeña de España" tiene una historia enorme, y su silueta recortada sobre el cerro es simplemente inolvidable. Lo primero que llama la atención al llegar es el castillo de los Velasco, encaramado sobre una roca que domina todo el valle del Ebro. Se alza majestuoso, con su torre del homenaje asomada al precipicio, como un centinela eterno que vigila el paisaje desde hace siglos. Desde lo alto de la fortaleza, las vistas son impresionantes: tejados rojizos, montañas verdes y el puente medieval que cruza el río en la parte baja del pueblo.

Las murallas, el patio de armas, las escaleras excavadas en la roca… La historia del castillo se remonta a la de las primeras fortalezas del siglo X y es uno de los castillos roqueros más espectaculares de Castilla, teniendo un gran valor estratégico, especialmente con Alfonso VIII en 1201, que completará la defensa de la Muela con la construcción de la muralla. En el siglo XV  se emprende obras de fortificación para garantizar el dominio de Frías.

El castillo aparece coronado por la majestuosa y siempre alerta torre del homenaje, símbolo de Frías en toda España. En su interior se halla una estancia abovedada e iluminada por una ventana enrejada con arco propio de la última etapa del gótico, y sobre la sala, la terraza almenada desde donde se contempla una indescriptible panorámica.


 

POR ESPAÑA: Frías



















































En lo alto de una muela que domina el valle del Ebro, se asoma Frías, un lugar que parece esculpido en piedra y suspendido en el tiempo. Aunque ostenta el título de la ciudad más pequeña de España, su tamaño no hace justicia a la grandeza de su historia, su arquitectura y su paisaje.

La primera imagen que atrapa la mirada es su espectacular silueta: En un extremo el castillo de los Velasco, encaramado sobre una roca, custodia desde hace siglos este enclave estratégico. En el otro la iglesia de San Vicente, antigua colegiata, añade aún más carácter al conjunto desde el siglo XIII. Justo a sus pies, se descuelgan las casas colgadas. Construidas con entramado de madera y adobe, alineadas sobre el vacío con una belleza que desafía la gravedad sobre la roca del cerro.

Su posición estratégica sobre el valle del Ebro hizo que desde la Edad Media fuera codiciada por nobles y reyes. De hecho, la ciudad fue cabeza de un señorío muy poderoso: el de los Velasco, cuyos escudos aún decoran fachadas y muros. Fue declarada ciudad en el siglo XV por el rey Juan II de Castilla, privilegio que mantiene con orgullo. Su puente medieval sobre el Ebro, de origen romano y reformado en época gótica, es otro de sus emblemas, con su torre defensiva central y su imponente longitud. Consta de nueve arcos y una torre fortificada central que servía para controlar el paso y cobrar portazgo.