Frías, que ostenta el curioso
título de "la ciudad más pequeña de España" tiene una historia
enorme, y su silueta recortada sobre el cerro es simplemente inolvidable. Lo
primero que llama la atención al llegar es el castillo de los Velasco,
encaramado sobre una roca que domina todo el valle del Ebro. Se alza
majestuoso, con su torre del homenaje asomada al precipicio, como un centinela
eterno que vigila el paisaje desde hace siglos. Desde lo alto de la fortaleza,
las vistas son impresionantes: tejados rojizos, montañas verdes y el puente
medieval que cruza el río en la parte baja del pueblo.
Las murallas, el patio de armas,
las escaleras excavadas en la roca… La historia del castillo se remonta a la de
las primeras fortalezas del siglo X y es uno de los castillos roqueros más
espectaculares de Castilla, teniendo un gran valor estratégico, especialmente con
Alfonso VIII en 1201, que completará la defensa de la Muela con la construcción
de la muralla. En el siglo XV se
emprende obras de fortificación para garantizar el dominio de Frías.
El castillo aparece coronado por
la majestuosa y siempre alerta torre del homenaje, símbolo de Frías en toda
España. En su interior se halla una estancia abovedada e iluminada por una
ventana enrejada con arco propio de la última etapa del gótico, y sobre la
sala, la terraza almenada desde donde se contempla una indescriptible
panorámica.