Torimbia y Toranda ofrecen dos
versiones de la costa asturiana: una, más salvaje y remota, y la otra, más
acogedora y familiar, pero ambas igualmente mágicas, haciendo de este rincón de
Niembru un destino ineludible para los que buscan playas espectaculares. Ambas
playas están rodeadas por un paisaje de ensueño, típico de la costa oriental
asturiana, con colinas verdes que se funden con el mar y cielos amplios que
parecen abrazar la costa. Si bien Torimbia es más salvaje y apartada, Toranda
ofrece un contraste interesante con su ambiente más accesible y familiar. Para
los amantes del senderismo, las dos playas se pueden visitar en un mismo día,
disfrutando del paseo entre ellas, y admirando la belleza del entorno.
Desde lo alto de los acantilados,
el paisaje que ofrece es imponente: el
mar Cantábrico se extiende ante los ojos, aguas de tonos azulados que contrastan con el
verde intenso de las colinas circundantes.
Para llegar a la playa de
Torimbia es necesario descender desde un aparcamiento en lo alto del
acantilado, proporcionándote la
sensación de aislamiento y de descubrimiento, mientras se contempla la
impresionante vista panorámica de la playa. Una playa con su forma de media
luna, famosa por su tradición nudista, aunque no exclusiva, y quienes prefieren disfrutar de la playa con
bañador son igualmente bienvenidos. El ambiente es siempre relajado, y la falta
de grandes construcciones turísticas a su alrededor preserva su carácter
natural.