Siempre hay motivos para viajar a Roma, y todos los caminos conducen allí. Hemos ido por placer o por trabajo, pero nunca hemos estado de "vacaciones en Roma", y sin embargo si que hemos ido "a Roma con amor", como la película de Allen, que es bastante mala. En ella Alec Baldwin dice sobre una listilla que "siempre parece saber lo que hay que decir. Sabe los nombres, sabe la jerga, sabe ciertos tópicos culturales que indica que sabe más que lo que sabe". Vamos, como si estuviera hablando de este blog y del comienzo de esta entrada.
El caso es que volvemos a Roma y retomamos las crónicas iniciadas por otros motivos hace años. Nos gusta Roma por su historia, su cultura y su arte; y también por su entrañable caos y desorden que no permitiríamos en nuestra ciudad. Coches por doquier, calles adoquinadas llenas de socavones, fachadas desconchadas, basura sin recoger...
Y sí, para pasar una buena tarde viendo cine ambientado en la ciudad eterna, mejor pasarlo con Gregory Peck y Audrey Hrerbuck que con Penelope Cruz y Alec Baldwin; a pesar de que nunca hayamos ido de vacaciones y dominemos ciertos tópico culturales del espacio común.
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