En ese lugar tan especial que es
el entorno de la ermita de San Bartolomé en el Cañón del rio Lobos, entre los
nidos de buitres se abre la Cueva Grande. Apenas de 100 metros de profundidad y
con algunos grabados en su interior que nunca hemos encontrado. Antes resultaba
atractivo de ver como las paredes de la cueva hacían de marco para la imagen de
la ermita de San Bartolomé, siendo la imagen más conocida del Cañón del Río
Lobos, incluso en postales comerciales, no como estas. La vegetación impide ahora
disfrutar de aquello. Tampoco nos vamos a quejar.
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