Este templo románico del siglo XII se conserva íntegro, con un ábside reforzado por columnas contrafuerte, canecillos delicadamente cincelados, con diversas figuras, y tres ventanales limitados por parejas de columnillas. Presenta una nave cubierta con techumbre de madera a dos aguas. La cabecera termina en ábside semicircular con bóveda de horno, el presbiterio se cierra con bóveda de cañón apuntado.
La puerta principal se abre en la fachada del sur, y la otra al norte. En la puerta principal, además de los capiteles, muy bien labrados, interesa el tímpano, sujeto en ménsulas también con figuras. En él se representa a la Virgen sedente, con el Niño en su regazo, en escultura ruda e infantil. A los lados se dispusieron cuatro ángeles, y ya en los extremos, de menor estatura debido al espacio disponible, se cincelaron dos figuras humanas a cada lado, de ellas una con aureola. Este tímpano va enmarcado con una hermosa banda ornamental que incluye estilizaciones vegetales y dibujos geométricos.
En la fachada septentrional existe otra portada menor, también con tímpano, ocupado por rosetas y el reborde con lóbulos en los que se cobijan enigmáticas cabecillas. En cada lateral existe una columna; las dos con buenos capiteles. En su conjunto, este edificio a pesar de su indudable carácter rural, destaca por ese alarde ornamental, desconocido en la mayor parte de los demás de la provincia.
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