En el pueblo, donde el tiempo avanza
a ritmo pausado, la vida transcurre con la calma que solo los lugares apartados
pueden ofrecer. En este rincón olvidado por la prisa, entre el tendedor que
sostiene la ropa recién lavada y la leñera previsora de futuros fríos,
encontramos la vespa como si fueran los motivos centrales de un cuadro que
contara la historia sencilla y entrañable de la vida de pueblo, la vida
cotidiana manifestada en detalles tan simples como una moto aparcada entre la
colada
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