De aguas oscuras, rodeada de roquedos,
frondosos bosques de pino y roble y silencio, roto ahora por turistas,
veraneantes y senderistas, han hecho de este lugar una fuente de mitos. Antonio
Machado, tras quedar atrapado allí por una tormenta se inspiró en esas leyendas
y otras historias para escribir en 1910 “La tierra de Alvargonzález”.
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