Resulta difícil escribir esta carta sin caer en los tópicos. Los tópico nacen de las tradiciones, las tradiciones se mantienen cuando gustan, y este Jueves Santo tan esperado ha sido el deseado desde hace cuatro años. De los que "relucen más que el sol", con todas las procesiones en la calle, bien coordinadas en sus recorridos, aceras abarrotadas de gentío y unas temperaturas, durante todo el día, de lo más agradables. Lo no vivido desde 2018.
Diecisiete procesiones, que se dice pronto, pues contamos el traslado de la Virgen del Prendimiento a las 9,30 de la mañana desde San Cayetano a Santo Tomás, más el "no hay mal que por bien no venga" del tránsito de Jesús camino del Calvario desde Santa Engracia, como sucedió en 2010, como sucedió en 2013. Y como los Jueves Santos tienen más de 27 horas, también sumamos a la Piedad. Si no fuera porque "el Silencio" y "Eucaristía" no tienen a bien frecuentar ultimamente las inmediaciones de la plaza del Justicia, como para no dejar la fuente de la Samaritana en todo el día. Salvo para lo imprescindible o esencial, como es acompañar tambien en su recorrido a esas dos cofradías.
Hace unos años en la Exaltación repartían una guía para seguir y entender su procesión. Si pierdes tu sitio en San Cayetano y los que somos como Zaqueo dejamos de ver lo que acontece, haría falta una explicación para entender que ocurre en ese encadenamiento de toques de marchas que se suceden al final de los desfiles de todas las cofradías. En otros tiempos una procesión llegaba, un redoble de despedida y a dejar sitio a la siguiente. Ya hace años los redobles se cambiaron por otros repiques, y junto al aumento de pasos, atributos, y el deseo de querer rendir honores a cada uno de ellos hace de las despedidas un largo adios, que como te pillen fuera de lugar no alcanzas a interpretar. A veces incluso viéndolo. Al preguntar te dicen hemos tocado"atributos", "despedida Virgen", "In memoriam", "Memento", "entrada mantillas", "entrada velas", "despedida paso x", "despedida paso xx", despedida peana", "despedida paso xxx".... y todo lo que quieras poner.
Y así, podemos dejar constancia en esta carta que el día, la tarde y la noche han posibilitado que se sacara, marcara, tocara y cantara todo lo que se ha querido y podido en este largo Jueves Santo. Y mucha música; de tambores en casi todas y heráldicas en el Silencio; de agrupaciones musicales de "ministriles" y hasta de bandas militares a la antigua usanza con la Crucifixión. Solo nos deja el regusto amargo, como sucediera también en 2018, de quedarnos sin acompañar al Cristo Amor Fraterno, desde 1991 entre nosotros y desde 1996 pionero de la costaleria zaragozana. Su ausencia provoca también la no comparecencia del pertiguero y el cuerpo de acólitos que lo custodian, cuyos "ciriales" se vieron reducidos a la mitad en el monumental paso de la Cena. Las heráldicas del Silencio estuvieron a punto de desaparecer y se recuperaron con más fuerza y mayor presencia. Seguro que volveremos a ver esta procesión como nos gusta.
No nos podemos olvidar del discurrir de los turnos de vela en perfecto orden, rindiendo honor y custodia al venerado Cristo de la Sangre de Cristo. Esconde sus pies bajo su lujoso manto, evitando tentaciones de ser besado, tradición y costumbre que unos querran desterrar para siempre y a otros estarán deseando que vuelvan en las dos imágenes más veneradas de la ciudad, el Cristo de la Cama y la Virgen del Pilar.
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