Tras una semana en la que todos nos hemos sentido renacidos, llegamos al Domingo de Resurección para encontrarnos a Cristo redivivo en el día más importante de la Cristiandad, el que le da sentido.
Con un día casi veraniego, que podía haber compartido un poco de buen tiempo con el Miércoles Santo, algo que también hubieran agradecido los participantes en la procesión de hoy, concluimos una Semana Santa espectacular. La Semana Santa del reencuentro, aunque las sensaciones en seguida se recuperaron, no hizo falta esperar a ver muchas procesiones, tan solo con asistir al Pregón llegamos a la procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén con los cinco sentidos actualizados.
Lastima de Miércoles Santo. El pleno de procesiones hubiera otorgado el calificativo de perfecta a esta semana, la deseada por todos. Llega el día de recoger hábitos e instrumentos, desmontar pasos y recolocar altares para volver a planificar con espíritu de mejora, en aquellas cuestiones que ha dado síntoma de debilidad, una nueva Semana Santa zaragozana. El tiempo meteorológico es lo único que no podemos controlar, que se nos escapa a nuestros esfuerzos. Otras cosas son más controlables, y sobre todo mejorables, que también se han percibido cosas que nos tiene que poner alerta, especialmente cuando hay pasos que se quedan sin salir, atributos sin portadores, cofrades por las aceras, trajes de romanos en el armario...
Ahora, tiempo de Resurrección, es el momento.
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