Si fuera julio nos hubiéramos encontrado a Meribri en su campamento surfista, lo cual hubiera sido todo un aliciente. Pero el paseo marítimo de Santa Marina de Ribadesella está lleno de aquellos.
Elegantes casonas indianas, villas, palacetes y chalets modernistas de los primeros
veraneantes de la aristocracia y la alta burguesía en las primeras décadas del
siglo XX, otorgan a Ribadesella una postal que disfrutamos los veraneantes
del siglo XXI.
Poco más de un kilómetro de playa y paseo entre patrimonio, historia y naturaleza, porque el
río Sella desemboca en la playa creando
un estuario de los más bellos del Cantábrico. La ría perfila una gran curva y
suavemente se mezcla con el mar.
Un buen lugar para sentarse en una de sus terrazas, y si vienes
al mediodía, saborear un buen aperitivo viendo la vida y los surfistas pasar.
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