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Iglesia de San Pablo. Zaragoza |
La razón principal por la que San
Pedro y San Pablo se celebran juntos el mismo día, el 29 de junio, es porque
ambos fueron martirizados en Roma, probablemente en fechas cercanas, durante la
persecución contra los cristianos ordenada por el emperador Nerón, hacia el año
64 d.C.. Desde muy antiguo, la Iglesia de Roma quiso honrarlos conjuntamente,
al considerarlos los pilares fundadores de la fe cristiana en esa ciudad.
Sus muertes se conmemoraban desde
el siglo II y, con el tiempo, se fijó el 29 de junio como el día común para
recordarlos, porque se creía que fue la fecha de su martirio o del traslado de
sus reliquias. No solo se conmemora dos muertes, sino también una doble
vocación dentro de la Iglesia y una unidad en la diversidad. Celebrarlos juntos
tiene un profundo significado teológico y eclesial.
La devoción a San Pablo en la
parroquia zaragozana que lleva su nombre no es solo una cuestión nominal o
histórica, sino que está profundamente arraigada en la identidad espiritual y
popular del barrio y de la ciudad. Esta devoción ha perdurado a lo largo de los
siglos y se expresa tanto en la liturgia como en la vida comunitaria.
Desde sus orígenes en los siglos
XIII y XIV, la parroquia de San Pablo ha estado consagrada al apóstol,
considerado el gran evangelizador del cristianismo. En un momento en que
Zaragoza crecía extramuros y se formaban nuevos barrios, el templo de San Pablo
se convirtió en el centro espiritual de esta zona.
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