"Algunos escépticos dirán Romeo y
Julieta no existieron, que son creaciones de la fantasía de Shakespeare. Pues aun
así están tan vivos estos seres en la mente de la humanidad cual si realmente
hubieran existido. El poder de la idealización poética es tal que sus creaciones
tienen tanta fuerza como los seres efectivos, y su memoria iguala si no supera
a la de los individuos históricos de indudable existencia. Más conocidos son en
el mundo Romeo y Julieta que César y Alejandro.
Desde que se entra en Verona el drama de Shakespeare parece que vive a nuestros ojos. Aquellas calles solitarias formadas por casas antiguas de construcción monumental presencian aquellos encuentros de los dos bandos. (…)
Por cierto, que la casa que se supone ser de la familia de Capulletti desilusiona un poco al que visita la ciudad con el espíritu inundado de la educación que inspiran los célebres infelices amantes. El edificio es de los más antiguos de Verona y pertenece a la época (…), hacia 1300.
En el portal se han establecido vendedoras de fruta y en el patio se ven caballerías y carros. En fin, que la casa en que vivió Julia Capulletti es un parador de los más innobles. En los pisos altos parece que hay posadas de arrieros y trajinantes. Solo las piedras son allí venerables (…) lo demás todo es profanación y suciedad.
A pesar de la inscripción
enfática que los veroneses han colocado en la puerta del edificio es muy dudoso
que ahí vivirán los Capulletti"
Esta referencia otorgaba Pérez Galdós de su visita a la casa de Julieta en su viaje por Verona allá por 1888. Sustituye fruta y caballerías por souvenir, encajes y turistas y ya está todo dicho. Bueno todo no. Es cierto que si a todo pueblo o ciudad le sumas a sus encantos un atractivo extra que conmemorar o por lo que te puedas disfrazar, siempre va a ser un plus para la localidad. Y si hablamos de amantes, en esto Teruel gana la partida; incluso en la elegancia del monumento.
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