Escalona es de esos pueblos por el que llevas pasando toda la vida y nunca paras. Alguna vez tenía que ser. Regado por el Cinca y el Bellos, con la Peña Montañesa y el Perdido un poco más allá de telón de fondo, te abre la puerta al Cañón de Añisclo, a Escuaín, a Ordesa y sobre todo, para nosotros, a Gistaín.
Un buen sitio para usar el "palabro" que le encanta al Consejero de Territorio del Gobierno de Aragón; hacer “slowdriving”, o sea, excursiones.
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