Hablando de estos días, a uno le sale más situarse en el puente de la Inmaculada; que de la Constitución. Ya estaba ahí en la infancia y entonces se rodeaba, como en muchas casas, de toda una liturgia festiva que hacía y hace de este día algo especial. Son los días de colocar el Nacimiento, el "Belén".
Uno se levantaba esperando que tu padre hubiera sacado del armario las cajas donde se guardaban las figuras, las casas, las palmeras, el río....... El vestíbulo se transformaba para acoger durante un mes la recreación del primer capítulo de la Historia más grande jamás contada. Cada escena tenía su sitio fijo, y cualquier cambio respecto al año anterior traía controversia y conflicto. En medio el portal; allá la Anunciación a los pastores, cerca la lavandera y la posada, más lejos el castillo de Herodes y cerca los legionarios. Y más lejos todavía los Tres Reyes Magos. Un río con agua ponía el sonido y la estrella lo último que se ponía.
Algunas de esas piezas siguen cumpliendo su cometido. Uno hace lo que puede, pero es bonito sentirte responsable de una tradición y cumplir con el mismo papel que hicieron contigo.
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