En la playa siempre se está bien, aun cuando se requiera
paraguas y chubasquero. Y si el paraje es tan espectacular como en la Franca… El
viento arrastraba el murmullo del mar mientras la lluvia caía suave, casi
tímida, sobre la playa desierta. Nuestros pasos hundían los pies en la arena
húmeda, dejando huellas efímeras que la marea pronto borraría. El cielo gris se
mezclaba con el horizonte. Gotas, espuma y el vaivén de las olas. No hay prisa.
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