En los episodios anteriores de estas
cartas hemos dedicado alguna a esos personajes de la Pasión que aparecen por
nuestros pasos. Tras escuchar una conferencia sobre Malco en el ciclo de
conferencias organizado por la cofradía del Prendimiento en torno al “Beso de
Judas”, apetece hablar del siervo de Caifás, pues su papel resulta que es
más importante del que pudiéramos pensar de un mero figurante secundario que
realiza un cameo en una escena. Y es que no hay protagonista ni pasaje bíblico que no aporte una enesñanza.
El episodio en el cual un seguidor de Jesús le corta la oreja a un siervo del Sanedrín aparece en los cuatro Evangelios canónicos, pero solo en el de Juan se le da nombre a los protagonista: San Pedro y Malco. De este modo, el criado de Caifás entra en el club de los treinta personajes con nombre que aparecen en la Pasión (tanto en la narrada en los evangelios canónicos como en los apócrifos). Ya reseñamos años atrás, en las cartas dedicadas a Claudia Prócula y a Barrabás, que todos ellos figuran en los pasos zaragozanos, salvo el mencionado Barrabás y Herodes Antipas. Aunque demos tiempo. Siempre puede surgir una excusa para incluir alguno. Y el Malco zaragozano lo hace desde 1847.
De entre los treinta, del que menos sabemos es de Malco; tan solo que era criado del Sumo Sacerdote, que Pedro le corta la oreja y que Jesús se la cura; curación que solo refiere San Lucas. De los otros 29 busca lo que no sepas y encontrarás, de quien más quien menos hay referencias; incluidos los que solo son nombrados en los apócrifos que, o son santificados por iglesias ortodoxas, como Prócula, San Dimas o Longinos, o alguno hasta está en el centro mismo de la cristiandad con estatua bajo la cúpula de San Pedro del Vaticano y flanqueando el baldaquino de Bernini, como ocurre con la Verónica y de nuevo con Longinos.
El pobre Malco no aparece como abogado de ninguna causa perdida, ni es patrón de nada, ni siquiera su oreja es una reliquia. Ni siquiera sabemos si estaba de acuerdo o no con la causa contra Jesús. El era un “mandao”. Y sin embargo, la carga teológica y doctrinal del episodio resume la esencia del cristianismo y de esa labor abnegada que nunca sale en “los papeles” que ejerce la iglesia católica.
La sanación de la oreja de Malco es el último milagro de Jesús. Un milagro pequeño pero muy significativo. A los discípulos reprende Jesús con severidad sobre los medios que usan para defenderse de la injusticia. Cura a Malco sin pedir nada a cambio, y le deja marchar. Como hacen tantas obras de la iglesia católica que ayuda sin pedir nada a cambio, sin pretensiones evangelizadoras ni de conversión; sin distinguir razas, sexo, confesiones, creencias… como hacen las Cáritas parroquiales, el comedor del Carmen, el Refugio, Proyecto Hombre… Por eso el cristianismo era tan dificil de comprender en sus inicios. Un Dios misericordioso, que se deja martirizar, que no predica la ley del talión sino las bienaventuranzas.
Cuesta ver a Malco. Ahora menos, pero algunos no lo descubrimos hasta aquella exposición de 1997 en el Palacio de Montemuzo, cuando las figuras del paso del Prendimiento se mostraron a la altura de nuestros pies en medio del patio del palacio. La posición que llevaba antiguamente en el paso de José Alegre, más el exceso de exorno floral escondía al personaje. Incluso para los que tenemos que hacer como Zaqueo al paso de las procesiones. Descubrirlo y captar el momento y lo que viene después hace pertinente una vez más a la catequesis callejera que componen los “pasos” en su discurrir. Porque para muchos, solo el interés por el arte puede acercarte este y los demás “misterios”. Cuesta ver a Malco; y entender lo que se le hace.
Para hacer valiosa la lección que protagoniza debemos dejar la historia por concluida ahí; en el huerto de los Olivos. Aunque hay quien se ha empeñado en estropearla y desvirtuarla. La famosa beata Ana Catalina Emmerick, aquella que dicen inspiró a Mel Gibson su película sobre la Pasión de Cristo, en sus visiones místicas, convirtió a Malco en discípulo agradecido después de su cura, y en las horas siguientes nos cuenta como sirvió de mensajero a María y al resto de amigos. Y no solo eso, para la beata, un hermano de Malco es al segundo que Pedro le niega ser seguidor del nazareno (en el Evangelio de Nicodemo es un cuñado 😉).
Y en la Semana Santa sevillana, aparecen “Malcos” y sus parentela por doquier. En el paso Jesús ante Anás, el de “la Bofetá” de la Hermandad del Dulce Nombre, Malco es quien la da. Y también aparece como acusador en las Negaciones de San Pedro de Nuestro Padre Jesús de la Paz y Nuestra Señora del Carmen en sus Misterios Dolorosos. A veces nos hace gracia lo de la “Semana Santa según Sevilla”, pero también los pasos vemos que pueden confundir o desvirtuar una bonita enseñanza que representa la figura de Malco, convertido en un desagradecido o un malvado. También conviene destacar que la Asociación de fieles de Nuestro Padre Jesús del Consuelo de esta renombrada ciudad es la única que sepamos que nos muestra la curación.
Felicitamos de nuevo a la Cofradía del Prendimiento que con su ciclo de conferencias nos ha enseñado mucho. Ojala se repitan con otras.
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