Cuando comienza "French Kiss" Meg Ryan dice algo así como que
lo único que le apetecería ver en París es la Torre Eiffel. En su deambular por
las calles de París nunca consigue verla, siempre hay algo que se la oculta. En nuestro caso, Londres nos esperaba, además de con el Big Ben, con más cosas que nos apetecían, pero icónica imagen de la torre del Reloj del Parlamento Británico, aún adivinándola en su sitio, también se nos ocultaba por los andamios de las obras que se iniciaron en 2017 y se alargan hasta el 2021. Obras que también silencian su inconfundible carillón y no nos permitirán ver la silueta de Peter Pan volando camino de la segunda estrella a la derecha.
El resto del Palacio de Westminster, va despojándose del andamiaje, liberando sus fachadas a la vista desde los puentes y paseos del Támesis, como ya lo están la Torre Victoria o la Central. En estos tiempos en que, a su vez, sus inquilinos electos van decididos a una abrupta salida de la Unión Europea, la restauración del Reino Unido y de Europa será más larga y costosa que la de este edificio neogótico del XIX.
Londres siempre tendrá una deuda para volver. Y si no la saldamos, siempre podremos decir que estuvimos cuando sus obras. El que no se consuela...... Volver a Londres siempre será más fácil que salir de Europa; o volver a entrar.
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