Como siempre decimos de Santillana del Mar, sus empedradas calles ofrecen constantes y nuevas postales con solo mirar. Los establecimientos de restauración se esfuerzan en diseñar atractivos espacios que contrastan con la habitual oferta de recuerdos y la secular estampa de casonas y palacios. Para los celiacos, apuntad en vuestras rutas: Un diez para el Pasaje de los Nobles y para la Confitería las Quintas
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