La procesión de la Hermandad de
Cristo Resucitado en 2025 se convirtió, una vez más, en el símbolo de la
resurrección y la esperanza en Zaragoza con esta celebración tan especial. Al
año que viene cumplirá cincuenta años, por lo que ya es, sin lugar a duda, una
de las más significativas de la Semana Santa zaragozana.
El ambiente estaba lleno de
expectación desde la salida a las 11,15 horas de la Virgen de la Esperanza de
San Cayetano, símbolo del sepulcro cofrade zaragozano. Marcha solemne,
luminosa. Las túnicas blancas de los cofrades brillan al sol como símbolo de
renacer. Expectación de cientos y cientos de personas en su discurrir hasta la
plaza del Pilar hacia el Encuentro Glorioso con Cristo Resucitado.
Bombos y tambores, que días atrás
rompieron el silencio con estruendo de dolor, suenan hoy con un pulso
diferente, más sereno, como quien aún recuerda la pena pero elige la alegría.
Decíamos que cercana a cumplir el
cincuentenario de su celebración, se ha ganado el derecho a ser una de las
procesiones más significativas. Por el día, por lo que representa, por lo que
se celebra y como se celebra. Caras descubiertas, claveles blancos, mantillas
blancas, jotas…. Comentamos el jueves el estreno de hachas nuevas, que aún
adquieren mayor valor en la procesión de hoy al poder colocar en ellas el
tradicional clavel que siempre han portado los hermanos.
La procesión de la Hermandad de Cristo
Resucitado es una muestra de devoción y compromiso con la tradición. Al final
del recorrido, de vuelta a su sede en el colegio de los Agustinos, oración y
despedida. Los tambores, bombos, cornetas resuenan con fuerza, hasta que se
hace el silencio y su eco se va desvaneciendo, invitándonos a volver el año que
viene.
Y como vino, otra Semana Santa
que se nos va. Volveremos por las calles andadas a revivir la Pasión, a caminar
de nuevo entre capirotes y terceroles, sombras y luces, carrozas y peanas, en
esos días que lo transforma todo.
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