Miércoles de Ceniza. A las 8 de la mañana comienza a sonar en la radio "Esperanza Coronada" (lo dice el locutor, porque yo no le pongo nombre a tal conocida marcha de procesión). El verbo de Carlos Herrera despliega ese arte que, al contar las cosas, las envuelve hasta con olor a incienso:
"Para todos aquellos cofrades de España que son muchos, esta Cuaresma que hoy empieza no será parecida a la anterior, pero desde luego será muy distinta a la anterior de la anterior, donde se vive la preparación de esa semana prodigiosa en la que lo antropológico, religioso, artístico, familiar, histórico y memorístico tiene tanta importancia.
Seguramente viviremos algo más que la Cuaresma del año anterior; un cuaresma acorde con las restricciones sanitarias que imponga la autoridad correspondiente, pero con muchas cosas a las que yo (él) les invito (nos invita). para vivir los días apasionantes anteriores a la Semana Santa (....) porque Semana Santa habrá, sin pasos en la calle, pero Semana Santa si"
De momento nuestras agendas permanecen vacías. Es cierto que recibimos la Ceniza ayer y hoy la Junta Coordinadora ha presentado el cartel de esa Semana Santa que si que habrá, como decía Carlos Herrera. No será la de pasos, tambores y procesiones, pero si la de los cofrades y el resto de los cristianos.
Por eso me encanta el cartel de Jorge Sesé (¿Cuántos llevas ya?). No podía ser más apropiado. Una fila de cofrades. Pero no portando instrumentos, pasos o atributos, cetros o estandartes. No; llevando luz. Esa luz de esperanza que todos deseamos tener. No me tengas en cuenta este tipo de frases que te decía en la anterior carta a lo "wonderful world", siendo consciente lo moñas que son muchas de estas cartas. Pero en algo tenemos que agarrarnos. Por eso te vuelvo a recomendar, como he hecho más de una vez leer el libro de Enrique Martínez "LUZ", que publicara hace años la AC Redobles. O como podemos leer en uno de sus últimos escritos que aparecen en la web de la Eucaristía:
"Me levanto y enciendo un cirio
morado de años pasados. Tenuemente se ilumina el espacio. Su luz me permite
seguir trazando oscuros pensamientos sobre el papel. El próximo año desertaré
del Paso del Cristo y me desterrarán a la Cena, con los altos. Desertaré del Paso del Cristo y me
desterrarán a la Cena, con los altos. El año que viene no llevaré el Cristo y no habré podido despedirme. El año que viene será un cirio
rojo el que me ilumine en la noche. Detengo la escritura. Miro hacia la luz que
se abre camino entre la tiniebla de mi corazón y las nubes de incienso. Veo la
llama, cuyo calor ha ido fundiendo las primeras capas de cera del cirio para
alumbrar, desde dentro, la capa externa de color. Por un momento veo el pie del
cirio morado y el extremo superior de la vela, al trasluz de la llama, tornarse
en colores rojizos. Tiembla la llama en la oscuridad
de la habitación, se retuerce y su luz me traspasa abriéndose paso en mi mente.
Sea el cirio morado o rojo, al año que viene, sacaré al mismo Cristo. Solo o
rodeado de sus amigos, con el pan en la mano o el vino, pero invitándonos a la
misma Santa Cena."
Y es que como dice mi amigo Roberto, "pata negra de la Piedad". Uno se hace de la Piedad y debería tener claro que lo hace para salir con una vela, durante un tiempo puedes llevar un instrumento, puedes responsabilizarte de un atributo, de tener el honor de llevar las andas del Cristo del Refugio o escoltar el paso de la Piedad. Pero todo es circunstancial. Si te haces de la Piedad para salir en procesión es para alumbrar el camino de la fe entre San Cayetano y el Boterón. La Piedad, con la que este año celebraremos el 150 aniversario de su imagen (siempre hay motivos de celebración, como no tener motivos si la esencia de nuestra semana es la pasión y muerte de un inocente). La Piedad tiene muchas cosas que le hacen singular; una es la que ya te imaginas, la otra que procesiona con más hermanos de vela que ninguna. En unos números que superan a secciones más "populares" de otras cofradías; incluso a cofradías enteras.
Por eso, gracias a la Junta Coordinadora por seguir alumbrándonos el camino y mantener viva la llama. Y por hacer del cofrade el protagonista del cartel, como tal vez no lo habíamos sido desde el de 2003. Como me cuentan que pronto vamos a tener una exposición sobre los carteles en nuestra ciudad a lo largo de la historia, podremos salir de dudas.
Hay quien piensa que el motivo principal debería ser la imagen devocional. Todos los años surge ese debate. Un "Berruguete" "Salzillo" o "Miñarro", sin una cofradía que cumpla con sus fines no dejan de ser una obra de arte en un altar. Por cierto, y ya que hablamos de debates; ayer participé en uno informal, de grupo de amigos de "wassap", en el que mi "cuñao" terminó llamándome "rancio inmovilista", ante la cuestión de si a las "dolorosas" (las de advocación dolorosa de toda la vida, las de uno o siete puñales atravesándoles el corazón), se les debería cambiar de ropajes según la época litúrgica.
Enhorabuena también al Descendimiento por ser protagonista del cartel, y por facilitar a sus hermanos un Miércoles de Ceniza junto a su Virgen de las Lágrimas en la iglesia del Centro Pignatelli. No todos tuvimos esa suerte.
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