Cuando de joven comencé a moverme por ambientes montañeros en seguida quisieron dar el paso de iniciarnos en la escalada. Ir al "Ojo del Canal" a practicar técnicas tenía su aquel, luego acudir por Morata ofrecía alguna pared para principiantes (no existían los rocodromos). La excursión a Riglos me recordó la frase de, "los bajitos, en el baloncesto, solo servimos para aplaudir". La estatura no tiene nada que ver con la escalada pero dejemoslo como excusa de que no me van las alturas.
Los Mallos de Riglos, con sus paredes de mas de 300 metros verticales, son el paraíso de los escaladores en Aragón, que enclavados en un pintoresco pueblo junto al río Gállego, con todos sus atractivos, hacen del lugar un sitio fenomenal para un día de excursión vinivendo de Loarre por ejemplo, o dirigiendote a ver los Mallos de Aguero o incluso San Juan de la Peña por la carretera vieja..
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