Fuente: Comisión Información HSJ |
Conmemoramos el dolor de la Madre ante la crucifixión y muerte del Hijo. Ninguno de nosotros habíamos vivido un Viernes de Dolores con una tristeza tan generalizada, con el dolor que no deberíamos olvidar, y menos los que disfrutamos de un cómodo hogar, de las más de 10.000 personas de nuestro país muertas en apenas tres semanas. Mas de 800 personas en cada uno de los últimos días. Y que seguirán muriendo. La mayoría de ellas en soledad, alejadas de sus seres queridos que esperan una llamada telefónica que ojala no se produjera.
Amargura, angustias, compasión, dolor, silencio, lágrimas, piedad, dolores, misericordia....advocaciones marianas de nuestras cofradías en torno a la que todos los años celebramos este día. Hoy, sin desearlo, tienen más sentido que nunca.
Las cofradías van a poner los medios disponibles para que, desde nuestro confinamiento obligatorio, podernos acercar el sentido de sus actos. Unámonos a ellos con convicción. Nunca, esas predicaciones que estamos acostumbrados a oír en misas, viacrucis, "dolores", "lágrimas", "palabras", "caídas"... han estado tan cerca de todos.
Confortación, dulce nombre, fraternidad, consuelo, esperanza.... el manto protector de la Madre.
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