Uno de esos sitios mágicos (sin acento en la a también se puede leer) que tiene Aragón. En el límite del Valle de Tena con las tierras de Biescas; con su dolmen, su cascada, su cueva, su fortín y su ermita. Esos lugares con cueva donde se levanta una ermita siempre tiene su encanto y su halo de leyenda. La de aquí habla nada más ni nada menos que de la madre del emperador Constantino, que huyendo de los moros se refugia en esta cueva y una araña, al tejer su tela, hace que pase desapercibida su presencia. Busca lecturas sobre la leyenda porque es de lo más interesante e increible.
De tiempos de Jaime I se tienen las primeras noticias referente a una ermita aquí, que se levanta sobre la cueva mencionada, y de la que se conservan, según pone en el cartel informativo, cuatro columnas. La ermita ha sufrido malamente el paso de la historia y así nos llega su aspecto actual, descalificado de cualquier estilo arquitectónico.
Bajo la ermita una cascada rodeada de musgos y plantas calcificadas hacen más interesante la visita. Visita que otro día ampliaremos al cercano fuerte.
Que bonito es Aragón
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