Revindicamos las playas de sombrillas y esterillas, tumbonas y hamacas, sombreros, pareos, toallas y olor a bronceador. Mañanas de palas, petanca de bolas rojas, amarillas, azules y verdes y pelotas Nivea. Flotadores y barcas hinchables, gafas y tubos de bucear, tablas para las olas y redes para coger cangrejos. Cubos, rastrillos y castillos de arena y esos niños que los destruyen al mínimo descuido. Señores que leen el Hola y señoras que leen el Marca. Capazos y Neveras con fantas y cervezas..... Las playas que nos trasladan a la niñez para seguir haciendo lo mismo que entonces.
Revindicamos estas playas, parodias de "morancos" y de las que nunca hablaran bien en las tertulias radiofónicas de viajes, aventuras y snobismo. Las revindicamos frente a las de la "cultura de dominical" que nos hacen decir como nos encantan las playas solitarias y paradisíacas de finas arenas y aguas transparentes. Con encanto, como gusta calificar a todo en los "dominicales"
Entre Benidorm un 15 de agosto y una playa paradisíaca y solitaria, perdida en el mapa, hay términos medios.
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