Sigo con los paralelismos de estas dos ciudades. Una de las atracciones más singulares de Bruselas es el Manneken Pis, una estatuilla de un niño desnudo, de 30 cms de altura orinando en una pequeña pila de la que se tiene noticias desde el siglo XVI. Se ignora en que se inspiró su autor, pero este misterio alimenta las leyendas sobre el niño meón. Según una de las teorías en el siglo XII se descubrió al hijo de un duque orinando en medio de una batalla, y así la estatua simbolizaría el coraje militar de este pueblo. En 1698 el gobernador Maximiliano Emmanuel le regaló una túnica para vestir. Este sería el principio de una tradición que continúa hasta hoy en día con donaciones de diferentes personalidades e instituciones de trajes y vestimentas, que se conservan en el Musée de la Ville. Por cierto, este edificio, construido en la Grand Place en 1536, esta decorado con unas vidrieras con los escudos de los territorios del Imperio Español, y entre ellos figura el escudo de las “barras” sobre el nombre de Aragón (de Cataluña no se ve nada, no sé qué pensará de esto Ildefonso Falcones (Aragón no existe en La Catedral del Mar). A lo mejor que Cataluña era una Republica Independiente que no pertenecía al Imperio.
Volviendo al Manneken Pis y su colección de trajes que le ponen frecuentemente (yo lo vi vestido de surfero). Tiene cierto paralelismo con nuestra Virgen del Pilar y su colección de mantos. Pero en este caso su origen (tradición, leyenda, fe……) queda más claro pues es una tradición bimilenaria: El apóstol Santiago en su peregrinación evangelizadora llega a Zaragoza y en la madrugada del 2 de enero del año 40 se le apareció María en “carne mortal”, por ser la ciudad con mayor número de convertidos, transportando una columna, símbolo del apoyo o sustento de la fe en las tierras hispanas. La imagen no mide más de 36 cms. y se fecha en el siglo XIV. Su manto más antiguo data de 1762 y su colección se ha convertido con el paso del tiempo en un referente de la devoción popular y secular. Un paralelismo laico vs religioso, y aunque para mi es más interesante y elegante la tradición zaragozana, algunos de nuestros conciudadanos estarían deseando que nuestra ciudad fuera más conocida por un niño meón en vez de por la imagen de una Virgen. Cuando leo las preocupaciones de uno de los columnistas del Periódico de Aragón, portavoz de una Plataforma por un Estado Laico aficionado a los escraches, me da envidia, pues pienso que, o bien no tienen otra preocupación en la vida que los crucifijos en las escuelas, las procesiones por la calle o el “Bendita y Alabada”; o bien es capaz de, entre tantas preocupaciones, también asumir una tan poco transcendente para el funcionamiento de una sociedad como la persecución de ciertos símbolos identificativos para la mayoría (incluso para los no creyentes).
Ayer tuve una reunión en el colegio de mis hijas (concertado, de monjas, al que por cierto han ido y van muchos célebres y reconocidos progresistas, ecologistas y todo los istas que queráis poner, los cuales además pueden elegir si sus hijos comulgan o no, vamos…. todo muy coherente). Por mucho que los busqué no encontré ningún crucifijo, ni en la clase ni por los pasillos. Y la reunión se centro en el juego que está dando “Educación para la ciudadanía”. La tutora (joven seglar con un pearcing en la nariz) estaba encantada. Y yo, que trabajo para una Fundación del Arzobispado de Zaragoza, tampoco los he visto nunca en mi trabajo, no ya un crucifijo, ni siquiera un calendario de la Virgen del Pilar. Y a los profesionales, cuando se nos contrata no nos preguntan si vamos a misa domingos y fiestas de guardar, ni la orientación sexual (las hay de todo tipo y reconocidas), si estamos casados por la iglesia o vivimos con pareja de hecho; ni siquiera si creemos en Dios (los hay ateos confesos). Por eso, cuando periodistas, políticos y gente de similar calaña se ponen a elucubrar lo que debe verse u oír por la calle, con estos debates no hacen más que perder el tiempo. Ni los verdaderos problemas se solucionan así, ni vamos a ser mejores ciudadanos. Deben de pasarlo muy mal cuando van a EEUU y tiene un dólar en la mano, por lo que pone de In God We Trust (en inglés “En Dios Nosotros Creemos“). Y no te digo nada cuando les toca ir al Desayuno de Oración.
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