San Pascual nació en 1540 en la
localidad zaragozana de Torrehermosa. Pasó gran parte de su vida en tareas
humildes dentro del convento, especialmente en la cocina y en el refectorio (el
comedor de la comunidad). Era conocido por su profunda devoción al Santísimo
Sacramento. Esta conexión con la Eucaristía, que es “alimento espiritual”, fue
interpretada simbólicamente como una forma de “cocinar” para el alma, lo que
contribuyó a su asociación con la cocina y el alimento. Por todo esto, es patrono de las obras, asociaciones y congresos
eucarísticos, de los cocineros y de la diócesis de Segorbe-Castellón.
San Pascual murió en 1592 y fue
canonizado por el papa Alejandro VIII en 1690. Una de las historias más
conocidas sobre San Pascual es su milagro con las hostias consagradas. Según la
tradición, durante una procesión, al darse cuenta de que se había olvidado de
llevar las hostias consagradas, oró fervientemente y, milagrosamente, las
hostias aparecieron en el cesto que llevaba. Su fiesta se celebra el 17 de
mayo, fecha que marca su muerte y que es ocasión de celebración en muchas
localidades españolas.
Como en Terrer, cerca del pueblo
donde nació, donde la festividad de San Pascual Bailón se celebra con una
tradición centenaria que combina devoción religiosa y gastronomía popular. Cada
año, el domingo más próximo al 17 de mayo, la localidad organiza la conocida
"judiada", una fiesta declarada de Interés Turístico de Aragón desde
1994 .
La celebración tiene sus raíces a
principios del siglo XX, cuando los miembros de la Cofradía de San Pascual, en
su mayoría pastores, cocinaban dos grandes ollas de judías: una para los
cofrades y otra para los pobres del pueblo y de localidades cercanas. Con el
tiempo, esta tradición creció, y desde los años 70 se preparan 17 calderas de
judías, simbolizando el día del santo, el 17 de mayo.
Habrá que ir algún año.
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