La calle Alfonso es como el termómetro de la ciudad. Te da la temperatura ambiente de cada día, y si estamos en fiestas mucho más, la cosa se caldea.
Tener un balcón a la calle no tiene precio para Semana Santa, la cabalgata de Reyes, el carnaval, el pregón, la ofrenda de flores, la de frutos, el Rosario de Cristal... Bueno, en cualquier otra ciudad no tendría precio; en Zaragoza nos dan la temperatura de que apenas vive gente en la calle; ni siquiera para poner precio.
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