Esta primera postal del verano, a pesar del título, no está dedicada al "turisteo" que podamos hacer durante las vacaciones, sino al automóvil que vino a denominarse así y que, gracias a él, se democratizaron los viajes y se amplió los campos vacacionales para las familias que lo tuvieran. Las clases medias nos fuimos de vacaciones. ¡Que sería de estas postales sin ellos!. Antes ya estaban los coches de linea; pero como que no son lo mismo, empezando por las familias numerosas que viajábamos además con la abuela, la jaula del canario y todos los utensilios necesarios para pasar un mes fuera de casa. Llenar el depósito de gasolina siempre ha sido más barato que pagar los billetes de seis, más la abuela (el canario suponemos que no paga). La imprudente ministra Ribera mató hace unos meses al "diesel". No se yo que pasará en los próximos años con la llamada "transición económica" si los "turismos" serán "democráticos". De momento el personal si tiene que cambiar de coche no sabe cual comprar. La respuesta de la ministra, (progresista, ecologista y feminista, por supuesto) es que siempre es mejor tener uno nuevo. Vamos, como si nos mudáramos de coche como de calzoncillos y se adquirieran en los mercadillos.
Dentro de unos días se cumplirán los 50 años de la llegada del hombre a la Luna y te preguntarán ¿recuerda usted que hacía ese día, ese verano?. Mi padre aún no se había comprado el Seat 850, por lo cual no nos íbamos de veraneo. Disfrutaríamos de las piscinas del parque Tío Jorge, y quien sabe si de alguna "excursión" (cruzar el puente de Piedra suponía ir a Zaragoza) a las del parque Grande, además de las películas del Cine Norte, que no tenía aire acondicionado pero siempre se estaba más fresco que en el tercero izquierda.
El Renault 8 de la foto tuvo sus momentos de gloria, pero bajo nuestra mirada, abandonado en un solar, sigue teniendo nuestra admiración como un monumento del pasado. Por muy contaminante que fuera.
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