Que la primera entrada de este año gire en torno al Concierto de Año Nuevo suena recurrente y, por el motivo, hasta esnob. Para que veas que esto último no pretendemos, al menos parecerlo, decir que no ponemos el grito en el cielo porque uno de los asistentes de la "Sala Dorada" del Misikverein de Viena lo haga en mangas de camisa de cuadros; pero que otro, mientras Thielemman mandaba ejecutar el redoble inicial de la marcha Radezk ("kikomorata" la de veces que lo hemos redoblado en nuestra imaginación), se ponga a grabarlo con su supermovil es "pa matarlo". Hereje. Con el móvil terminamos no estando en lo que se está. Y hay momentos que hay que vivirlos y disfrutarlos con los cinco sentidos y las dos manos.
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