Satué, pequeña localidad cercana
a Sabiñanigo con escasa población, nos depara en el punto más alto del pueblo uno de los ejemplos
más puros de las conocidas como iglesias del Serrablo. San Andrés data de
mediados del siglo XI, y a pesar de sufrir daños durante la Guerra Civil,
su ábside, paradigma del estilo lombardo de esta zona, se conserva en perfectas condiciones. Aragón siempre deberá estar agradecida a la
labor de los Amigos de Serrablo desde los años 70.
No hay comentarios:
Publicar un comentario