Será porque sale la Entrada y vemos la procesión de las Palmas, la de la niñez de todos, la más alegre. Alguno dirá, hombre…. más alegre es la de la Humildad. Pues si…., pero en esta Cristo va prendido, y por la mañana entra triunfante en Jerusalén. Le envío una foto, no es muy buena, no tengo cámara para hacer buenas fotos, pero en ella el Ángel Custodio ofrece a Cristo nuestra ciudad para que sea bendecida. Ojala la bendición nos dure toda la semana y podamos disfrutar de un clima como el de hoy.
La Entrada se recrea. Sabe que no hay prisa. Para que llegar a las tres pudiendo hacerlo a las tres y media. Para que vamos a cumplir horarios si nadie nos encorre, y que la ciudad sale a vernos pasar con las palmas en la mano llenas de caramelos. Y sin lentas ni piquetes ni peanas. Pero a nuestro ritmo, al de sus carracas y al de las marchas de sus tambores, algunas de ellas de las mejores que podemos oír a lo largo de la semana. Y para terminar una marcha calandina final a un ritmo endiablado, aunque todos deberíamos recordar que la procesión no se acaba cuando termina la marcha, sino cuando se cierran las puertas. Si no hemos tenido prisa durante el recorrido, tampoco hay que tenerla por cortar la marcha final.
Un pequeño descanso y a disfrutar de la tarde, que en los últimos años se ha convertido en un pequeño anticipo de lo que nos espera el Jueves Santo. Hay que tirar de las guías de las asociaciones , la de Terceroles (muy chula la portada por cierto) y la de el Estudio de la Semana Santa para coordinar rutas y horarios.
Hay que coger sitio en la calle Palomar con tiempo si quieres tener buen sitio y no perder la salida de la Humildad. Con dos horas de antelación ya había personal. Tiempo suficiente para conocer el nuevo repostero que colocaron en una de las ventanas enrejadas del convento de clausura. Entrañable la estampa de las hermanas tras la celosía también esperando la procesión. Había más novedades en la comitiva, como la saya en blanco y oro de Jesús de la Humildad (que escondieron el día del retranqueo), al que acompañaba una nueva banda de cornetas y tambores contratada en Palencia. ¿Y la banda de CC y TT de Jesús de la Humildad?, preguntábamos los menos “enteraos”. Tras el palio, como no, la banda de Villanueva, que como marcha estrella de este año llevaban “Reina de Triana”, que repitieron y repitieron en los momentos más intensos de la tarde-noche. Me ha gustado que este año se lo hayan tomado con más calmas. Tienen gente y experiencia suficiente bajo el costal para no correr y permitir que los cofrades que nos toca acera esta noche podamos recorrer las calles sin perdernos nada, como los honores recíprocos con la Piedad en San Nicolás o la entrada en la Catedral y los que nos ofrecen el resto de cofradías ya en la calle.
Una pena que la Humillación haya pasado de refilón, sin entrar por la plaza de la Seo. Motivos habrá, sin duda, pero la estampa de la cofradía de San Felipe, abriéndose paso entre la multitud, rendir pleitesía mutua con la Humildad, para enfilar el viejo barrio de la Seo, en una noche que empezaba a apuntar apagando la luz, hubiera sido uno de los momentos de la tarde.
Pero a estas horas, los Nazarenos están en la calle. Hay que acompañar a la procesión con más historia en estos momentos tras la del Santo Entierro, que también van de estreno. Y es que señores, ya son “reales “, y por eso han añadido la corona a su escudo que podemos ver ya en el nuevo repostero y en el cetro del Hermano Mayor. Y Jesús sigue estrenando túnicas. Se pone guapo en la Magdalena y también en San Miguel.
Ahora nos da tiempo de correr hasta Santiago. Son las 21,30 y la Columna es la primera puntual de este día. Me gusta esta intima procesión, con esos farolillos alumbrando el camino a una sencilla parihuela que transporta su imagen fundacional desde lejanas tierras extramuros. Al entrar por la puerta del Carmen ya están en su territorio natural, a pesar de la frialdad de la avenida Cesaraugusto. San Pablo pilla cerca. Llegamos al final del Viacrucis del Silencio.
Ya son las diez. El Prendimiento tiene permiso para entrar en el Paseo. La intrusa Feria del Libro a ha cerrado y las furgonetas han evacuado la calzada. Los Escolapios pueden ya desplegar todo su potencial a lo ancho de Independencia. Posiblemente por última vez. Obras y tranvías no creo que se lo vuelvan a permitir. Y como es Domingo de Ramos, la Madre también va de estreno y el paso de la Dolorosa recupera su palio primigenio que la mayoría no hemos conocido. La de veces pues que he metido la pata al escribir que la Virgen de las Lágrimas introdujo una aproximación al invento sevillano en nuestra ciudad.
Volvemos a ver pasar a los Nazarenos, a la Humillación, para retornar y recorrer con tranquilidad pero con emoción las últimas chicotás de la Virgen del Dulce Nombre (con Saeta y de nuevo con Reina de Triana repetida dos veces). Himno Nacional y despedida un año más. Mientras retornas a casa los tambores aún siguen tocando. Mañana más.
P.D. Me hubiera encantado poder escribir algo de la Coronación y de la Llegada, pero las distancias aumentan con la edad y las obligaciones familiares.
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