La lluvia que habían abrazado la ciudad durante todo el Lunes Santo se disipó como si nunca hubiera estado allí. Detrás de un Lunes Santo lluvioso llegó un Martes Santo totalmente luminoso. Entre el fragor ocasionado por el agua caída y el resplandor del día despejado, la Semana Santa se renovaba. ¡Cofrades a la calle!
Y así ha sido, todas las procesiones
en la calle, con el añadido del traslado de la imagen de la Virgen de la Divina
Gracia por la Hermandad de San Joaquín desde el Hospital Provincial hasta San
Cayetano. Ocho procesiones para un Martes Santo.
Hace años, el bueno de Luis
Segura usó el nombre de un popular videojuego de origen soviético para
calificar su arduo trabajo la noche del Jueves al Viernes Santo en el interior
de San Cayetano. El “Tetris” de San Cayetano es algo que encanta nombrar a los medios
de comunicación. Sin ser un “Tetris”, esta noche se ha liado un pequeño
rompecabezas al añadirse una pieza nueva al puzzle del Martes Santo. “La
Dolorosa” solicitó permiso a Junta Coordinadora y Policía Local para realizar
ese traslado y había que volver a medir tiempos al moverse por lugares
concurridos esta noche por “la Piedad”, “la Verónica”, la Oración en el Huerto…
y dirigirse a san Cayetano, donde iban a terminar todas las procesiones salvo
la de “la Eucaristía” y “el Despojado”. Tal es así que a la espontanea del
Martes Santo se le pide “prisa” y no se corta el tranvía.
Tres años tiene esta procesión el
Recuerdo, y ninguna ha sido igual; apunta. En 2022 el trayecto es desde el
colegio compañía de María hasta la iglesia del Hospital Provincial, en cuya
puerta se hace presente la imagen de la Virgen. En 2023 se inicia en el
colegio, se recoge a la Virgen, que estrena peana, y se traslada a San
Cayetano. En este 2024, el traslado se hace directamente desde el Hospital. La
peana estrena dos faroles y la procesión, salvo el estandarte, no muestra
ningún otro atributo para darle celeridad al asunto. Sin privarnos de las pertinentes
marchas “lentas”, eso si.
Apunta otra cosa; el paso de esta
procesión por la calle del Temple. Es de esos momentos de atracción y afecto
por las calles viejas y estrechas que tanto gustan.
Toma más apuntes si no lo conoces.
Una vez despedido el viacrucis del “Despojado” y oyendo a lo lejos los tambores
de la Piedad que ya vienen avanzando por
la calle Alfonso, es un buen momento para acudir al denominado “Stabat Mater”
de la Crucifixión en la plaza de la Seo. Viniendo del barrio Jesús, y tras
atravesar el puente de Piedra, se celebra este acto, en el cual la imagen de
Nuestra Señora de los Ángeles en su Tristeza se acerca a la imagen del Cristo del
Honor y del Servicio, mientras una soprano interpreta una pieza del Stabat
Mater de Pergolesi.
“Estaba la Madre
dolorosa
llorando junto a la cruz
de la que pendía su Hijo.
Su alma
quejumbrosa,
apesadumbrada y gimiente,
atravesada por una espada.
¡Qué triste y
afligida
estaba la bendita Madre
del Hijo unigénito!”
Instantes de recogimiento y de lo
más emocionante lo que nos ofrece “la Crucifixión”.
Como lo es también la Estación en
el Vía Crucis de la cofradía de Cristo abrazado a la Cruz y la Verónica en el
Noviciado con las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. Segundo año la imagen
fundacional de la cofradía es portada en la hermosa carroza cedida por la cofradía
del Santísimo Cristo de la Paz y Santo Lignum Crucis de Calatayud.
Casi da pena que se acabe este
luminoso Martes Santo; ese que ilumina cada año las llamas de velas y faroles
de la Eucaristía y que reflejan el blanco y amarillo de sus túnicas y
capirotes; ese que iluminan las largas filas de hachas de la Piedad. O la
inmaculada saya que este año mostraba el Cristo de la Oración, más sencillo que
nunca, tan luminoso como siempre, en una noche que nos adentra en un nuevo
Miércoles Santo teñida de blanco y morado con las jotas y redobles de despedida
del Descendimiento y Lágrimas de Nuestra Señora.
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