Si hay que suspender por lluvia,
que sea en días como hoy; de esos que ya unas jornadas antes todas las
predicciones apuntan a que va a llover. No solo eso, sino que llegado el día
amanece lloviendo y con ganas; insistente durante toda la jornada y sin atisbo
de que dejara de hacerlo.
A nadie pilló por sorpresa que las procesiones de este Lunes Santo de 2024 fueran canceladas. La frustración fue menor y las decisiones asumidas. En medio de la desilusión, la lluvia creó una extraña sensación de tranquilidad, recordándonos la fragilidad de los planes humanos y la necesidad de aceptar lo que no está bajo control.
Tarde de planes alternativos; de
ceremonias y actos en la quietud de las iglesias. No tener que esperar a última
hora para tomar la decisión se agradece en la Parroquia de San Lamberto, donde
la cofradía de las Negaciones tiene que montar, con varias horas de antelación,
su paso en la calle. También en la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes en
Valdefierro, a donde tienen que desplazarse los de la Llegada al Calvario desde
el barrio Oliver.
La lluvia nos ha privado de una
de las estampas que generaban expectación e ilusión en esta Semana Santa. Ver
al Cristo de la Exaltación erguido sobre la peana insignia de la cofradía.
Imponente imagen, como recordamos al verla en la procesión extraordinaria del
mes pasado. El único ejemplo de Cristo castellano de nuestra ciudad, algo que
no debemos de olvidar (no solo nos nutrimos de neobarroco sevillano), portado
en hombros al estilo zamorano. Lo dicho, una pena. Habrá que esperar al 2025
para acompañarlo, para acompañar a los cofrades de la Exaltación de la Santa
Cruz en su llegada a la Real Maestranza de Caballería a la cofradía de la
parroquia de Santa Gema.
Donde sí que acuden los cofrades, con sus hábitos y capirotes, es a Santa Engracia. La suspensión no se comunica hasta la hora de la procesión. Pero allí también acuden miembros de la Columna, pues por todos era aceptado que el acto de las Tres Caídas se tenía que celebrar en el interior de la basílica.
Y lo mismo ocurrió en San Miguel.
Los Nazarenos, antes de iniciar el viacrucis hacia San Cayetano, realizan la
imposición de cíngulos, y esperaban esperanzados durante la ceremonia aquello
que no se cumplió.
Con la Dolorosa teníamos la procesión del Recuerdo en su tercera edición. Y aunque la suspensión estaba clara, quedaba por decidir donde se realizaba el acto de recogimiento y hermandad. Dado que la procesión se inicia en el Colegio Compañía de María para acudir a la iglesia del Hospital Provincial y recoger a la imagen de la Divina Gracia, dos templos optaban al ceremonial. Lógicamente, el lugar donde esperaba la Virgen fue el elegido; y allí se dirigieron los cofrades y miembros de la comunidad escolar para recordar a todos aquellos que nos dejaron. Habrá que esperar a las primeras horas del Sábado Santo, si el tiempo lo permite, para contemplar los dos nuevos faroles con los que se concluye la peana procesional estrenada en la procesión de 2023, viniendo a sustituir la utilizada desde 1987.
Y
a nadie pilló por sorpresa, aunque las redes ajenas echen humo, la salida desde
San Gil de la procesión de las Siete Palabras. Recorrido corto por Don Jaime,
Espoz y Mina y Manifestación bajo una cortina de agua, y antes de las diez de
la noche “el Cristo de la Peana”, “el Cristo de las Siete Palabras” llega a San
Cayetano.
Ante
quienes critican el riesgo al que se expone el patrimonio en noches como la de
hoy, desde la cofradía alegarán que la madera recibe un tratamiento de encerado
incoloro a base de cera natural de abeja y plantas como la carnauba, que otorga
una superficie elástica microporosa que protege la madera contra los factores
externos, repeliendo el polvo y haciéndola resistente ante la humedad.
Al
año que viene cumplirá esta imagen los 25 años. Anda que no le ha llovido en
este cuarto de siglo.
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