Las cartas que hacen referencia a libros o publicaciones cofrades son de las que más nos gustan. Y llevamos ya unas cuantas. Y sobre las que versan sobre la cofradía de la Columna las que más. No por nada, es la que más edita. "Más"; un adverbio que siempre conjuga bien con esta Real, Pontificia, Antiquisima, Ilustre (...) cofradía zaragozana.
El Paso de la Flagelación del Señor es el título del nuevo libro, cuyas primeras líneas dicen lo siguiente: "Tenéis en vuestras manos el número dos de la serie de cinco libros que desde la cofradía vamos a publicar con la historia detallada de nuestros pasos". Menuda declaración de intenciones; que gran noticia. La perspectiva de sumar más números a la bibliografía cofrade zaragozana siempre será bien recibida; si además suponen completar una serie, crear una colección sobre una temática concreta, aún adquiere más valor. Como lo tienen las publicaciones de la Asociación para el Estudio de la Semana Santa; como lo tuvo en su momento Redobles.
El primer volumen de esta serie se dedicó en 2019 al paso de "Jesús es condenado a los azotes", con motivo de su bendición y primera salida procesional. El gran trabajo presentado, impreso con calidad en el papel, en el color en las fotografías, en los textos, que armonizaba historia, arte, catequesis..., debió animar a continuar la empresa, pues motivos tienen, especialmente con sus pasos más antiguos. Aunque la Columna es de las que se animan pronto.
Para el segundo número hay un buen motivo al cumplirse en 2022 los veinticinco años de la primera salida procesional del paso que nos ocupa, el realizado por el imaginero murciano José Antonio Hernández Navarro. Con prólogo de su actual Hermano Mayor, Jesús Cortés, el trabajo coral se compone de siete capítulos, cuyo desarrollo, no solo nos invita a conocer mejor este conjunto procesional, sino que nos ayuda a comprender mejor este misterio y la vida de una cofradía siempre dispuesta a crecer internamente y proyectarse al exterior.
Tras el prólogo, Jesús Cortés escribe sobre las representaciones de la flagelación de Jesús en la Semana Santa de Zaragoza con anterioridad a 1998. Las ilustraciones de este capítulo de lo más interesantes, como el texto, que ahonda desde las procesiones de flagelantes del siglo XVI, a las primeras tallas conocidas sobre este pasaje de la Pasión que todavía podemos ver en Zaragoza, y que se remontan al siglo XVII. Hasta llegar al paso que realizara Llovet en 1818 para el Santo Entierro, y sus diferentes modificaciones a lo largo del XIX; paso con el que esta antigua hermandad se involucra en la Semana Santa zaragozana.
Ángel Nápoles y Miguel Ángel Arruebo nos tejen todo el proceso del proyecto para hacerlo realidad, y que arranca en 1991: La búsqueda del escultor, los diferentes bocetos y propuestas que manejaron, la elección de Hernández Navarro, los viajes para seguir y acompañar el proceso creativo... La llegada a Zaragoza, el primer montaje del conjunto escultórico, la exposición o la bendición... Toda una radiografía de la vida cofrade en la década de los 90.
Armándo Cester combina en su aportación el análisis artístico de la obra y de su autor, la evolución y modificaciones a lo largo de estos 25 años, y, como no podía ser de otra manera, con la reflexión de lo que provoca la contemplación de estas imágenes, de este pasaje evangélico, como fuente de vida interior y espiritualidad, tanto con los ojos de la fe o los de la increencia, al ser depositados sobre la verdad, la belleza y la bondad.
David Alpáñez desarrolla las diferentes etapas creadoras y el estilismo de la imaginería de Hernández Navarro. Remarcando, algo que también hace Armando, que el estilo del escultor refleja su personalidad sencilla, su vida tranquila y una sincera religiosidad. El capítulo 6 recoge unas líneas de agradecimiento por parte del autor, así como una serie de recuerdos y vivencias del proceso creativo, y el cariño que le tiene a la cofradía y a la ciudad de Zaragoza, donde muchos años antes había realizado el servicio militar.
Emotivo capítulo final, dónde se nos relata algo que desconocíamos, y que hace de este paso "una dedicatoria, un agradecimiento eterno, un recuerdo permanente".
Deseando ya contar con los siguiente números de esta colección. El dedicado a Nuestra Señora de la Fraternidad en el Mayor Dolor estará preñado de vivencias cofrades y devoción, y los otros dos formarán parte de la bibliografía de la historia del arte aragonés y de la supervivencia de una hermandad con más de dos siglo de existencia.
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