Nos volvemos a repetir como el mantra de hacen bien las cofradías en celebrar todo. Va a ser la consigna de la temporadas de estas cartas cuaresmales. Hacen bien en celebrar y compartir sea lo que sea, y aunque algunos casos se cojan con alfileres, hemos disfrutado de una semana extraordinaria. Primeros diez días de Cuaresma y ya por la calle de oración, acompañando imágenes, oliendo a incienso y escuchando sonidos de procesión.
Comenzamos el sábado16 con el Viacrucis de las cofradías organizado por la Junta Coordinadora. Su segundo año rezando las XIV estaciones alrededor de la plaza de San Cayetano; que mejor lugar para hacerlo al son de los instrumentos del Ecce Homo y la presencia del Piquete Intercofradías, y el culto al Cristo de Perdón a hombros. Sábado y noche agradable, no como la de entresemana del año anterior. Este acto merece mayor presencia y está en el debe de las propias cofradías.
Un día después nos invitaba la Real Cofradía de Nuestro Señor en la Oración del Huerto, que quiso celebrar el segundo aniversario de la colocación al culto de la imagen de Nuestra Señora de La Confortación en la iglesia del Portillo. No hubo procesión por la calle, pero estos dos años se celebraron con un emotivo concierto de la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Pilar, la cual estrenó la composición "Confortación en mi oración" (titulo de lo más atinado), cuya partitura se regaló a la Cofradía. Y como la protagonista no podía faltar, allí apareció en andas por la vía sacra de la iglesia al son de sus tambores. Una pequeña toma de contacto con lo que nos une; las procesiones y devoción a las imágenes. Y anda, en andas; con lo que les gusta a algunos que los pasos anden con sentimiento.
Llega el viernes 23 y la primera gran procesión de 2024. Callejeamos y rezamos por las calles del barrio de Las Nieves acompañando a la cofradía de la Exaltación de las Santa Cruz, que conmemora el veinticinco aniversario de la peana, aquella con la que portan su paso insignia, pero, como ya hemos visto en otras ocasiones, hoy aparecía entronizada en ella la imagen titular de la cofradía, el Cristo de la Exaltación
Buen momento esta carta para recordar lo que hace singular a esta peana, digna de que sean celebrados sus 25 años. Para empezar porque es portado al estilo zamorano. Y luego, que consta de dos grecas superpuestas, y como dicen en la web de la cofradía cuando hablan de su patrimonio, en la inferior procesionaba el paso del descendido de Zamora, obra de Mariano Benlliure, mientras la superior fue amoldada por Ricardo Flecha de una antigua greca del s. XIX.
Y recordar también que este paso se bendijo en Santa Gema el sábado 27 de marzo de 1999, estrenándose el Lunes Santo, llevando el Cristo de la Exaltación, cuando por entonces, los Lunes Santo, solo se hacía el viacrucis parroquial como hoy.
Si no has asistido a alguno de los viacrucis por el barrio de las Nieves (dejó de hacerse en 2016), o no frecuentamos la iglesia de Santa Gema, acostumbrados a ver el crucificado de Ricardo Flecha inclinado en su exaltación, presenciarlo alzado y erguido sobre la estupenda peana motivo y excusa de esta procesión nos llevamos esta extraordinaria estampa en un majestuoso conjunto profesional. Y como decíamos al principio, el olor del incienso, el sonido de los tambores, el de los Ministriles...
El viernes no se quedaba solo en esto. Y como no estuvimos y nos gusta poner entre comillas lo que otros cuentan mejor que nosotros, dejemos constancia que “La cofradía de la Piedad presentó en San Cayetano un vía crucis diferente por novedoso, estéticamente impactante, con una puesta en escena tan elegante, sobria y a la vez potente, que provocó sensaciones inesperadas en lo visual pero muy profundas en lo espiritual. San Cayetano se llenó de luz y de tinieblas, del sonido ronco pasional y de la delicadeza de Voces más líricas. Más de doscientos hermanos con sus familias presenciaron la entrega majestuosa del nuevo Cristo mecido suavemente por los hombros de los mejores hombres.
Asistimos conmovidos a la bendición de la imagen por parte de nuestro Consiliario. Y conmovidos asistimos al bautizo de la imagen que ya tiene nombre: Cristo de la Caridad y del Santo Sepulcro. Todo fue sublime, delicado y diferente. Pero tan emocionante, tan especial, que por mucho tiempo recordaremos en la Piedad, la tarde de finales de febrero en la que arrancó la Cuaresma más diferente que se recuerda" (Redes sociales de La Cofradía de la Piedad).
Ya ves, un nuevo Cristo en nuestras cofradías: Un crucificado de tamaño natural datado en el siglo XVIII y propiedad de las monjas Dominicas quienes lo dejan en depósito a la cofradía de la Piedad y al que veneraremos como Cristo de la Caridad y del Santo Sepulcro. Lo decíamos el año pasado al citar al Cristo del Honor y del Servicio (s. XVII), que nos alegramos por la Crucifixión y por toda la Semana Santa al enriquecer su patrimonio, y que habrá que actualizar el catálogo de nuestros Cristos cofrades pues no todos aparecen recogidos tras las últimas incorporaciones.
Cerramos la semana extraordinaria con la gran procesión extraordinaria y conmemorativa de los 75 años del Señor atado a la Columna de José Bueno Gimeno, del que ya nos hemos explayado en varias cartas, y que seguramente estaremos encantados de volver a hacer. La procesión, como no podía ser de otra manera cuando "la Columna" está en la calle, ha sido magnífica. Masiva presencia de hermanos, de instrumentos, ejecución de toques muy significativos en nuestro repertorio sonoro, luz de farolillos, la banda de Tambores y Cornetas de Tres Caidas de Madrid..... Y un recorrido precioso. Un recorrido justificado por el devenir histórico de este paso en procesión, pero es que difícilmente puedes encontrar mejor itinerario (y sin pasar por Dormer). En la recientemente clausurada exposición conmemorativa figuraba una genial y clarificadora infografía donde se relacionaban las etapas procesionales con las iglesias con inicio y final: San Cayetano, San Juan de los Panetes, la Magdalena y Santiago. Todas ellas han tenido su momento en esta procesión extraordinaria, que nos deja un renovado paso del Señor atado a la Columna, con una nueva greca, cartelas y sobre todo las cuatro águilas de bronce, obra de Manuel Martín Nieto, que recuperan el simbolismo de aquellas desaparecidas obra de Pablo Remacha.
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