lunes, 19 de febrero de 2024

CARTAS COFRADES 2024-III: De Palao a Calero

 


Con la de días que tiene un año; incluso una semana. Y con la de horas que tiene un día, han tenido que coincidir dos conferencias el mismo día y a la misma hora, cuyo publico podría ser el mismo, más en tiempos de Cuaresma. Y no solo eso, sino que, y hablando de Semana Santa; ambas totalmente complementarias, especialmente para la de la jornada inaugural del ciclo de conferencias de la Junta Coordinadora. Complementarias para entender la imaginería zaragozana y la dinámica histórica de las cofradías de esta ciudad en relación a sus imágenes.

Y es que, si en la anterior carta nombrábamos a Burriel y a Bueno, como artífices de que pasos de nuestra Semana Santa pudieran figurar en la historia del arte aragonés del siglo XX, al menos en su primera mitad, con Antonio Palao, lo mismo que con Llovet, y sus obras tenemos a quien nos sitúa en la historia del siglo XIX.

Antonio Palao (Yecla 1824-Zaragoza 1886) se familiarizó desde muy joven con la obra de Salzillo, a quien tuvo presente a lo largo de su trayectoria artística. En 1851 llega a Zaragoza como catedrático de la Academia de Bellas Artes de San Luis, lo que supuso para la ciudad un impulso para los estudios de escultura. Trabaja para la basílica del Pilar o realiza en 1859 la estatua de Ramón de Pignatelli, actualmente en el parque del mismo nombre. En lo que a estas cartas atañe, para la Hermandad de la Sangre de Cristo realizó cuatro pasos procesionales: La Entrada en 1862 y destruido en 1935, la Piedad en 1871, la Cama en la que se porta el Cristo de Real Hermandad en el Santo Entierro en 1855, y también en este año, una imagen de Nuestra Señora de los Dolores.

Y en torno a esta imagen, en 1938, la Hermandad de San Joaquín decide crear su sección de Semana Santa para participar en el Santo Entierro, siguiendo el ejemplo de la Cofradía de la  Piedad, quien un año antes también se funda en torno a la nombrada  escultura de Palao. Sin la Dolorosa de Palao no tendríamos Hermandad de San Joaquín, o tendríamos otra cosa.

No me digas que no ha sido una pena la coincidencia en el calendario. Somos de la opinión, y mira que nos gusta y queremos a la imagen de Calero, pero muchas veces las cofradías salen perdiendo con ciertos cambios. Y eso que la permuta de Palao a Calero (como el título de esta carta), supuso un hito en la historia cofrade de esta ciudad.

Como ya adelantábamos en la anterior carta, los deseos del matrimonio Zapatero-Gargallo, al conmemorar sus bodas de plata, de dotar a su Hermandad de una nueva imagen, provocan que en el mismo día de la donación (4 de abril de 1949) se promulgue un decreto del Arzobispado el cual, a instancias de la Hermandad de la Sangre de Cristo, impide que se creen nuevas imágenes sin la conformidad de esta Hermandad y del Arzobispado.

La Sangre de Cristo debió pensar que ya eran demasiadas nuevas imágenes en su Santo Entierro: la Caida, la Séptima Palabra, el Señor atado a la Columna…. ¿Temor a perder el mando del Santo Entierro?,  ¿exceso de celo ante una posible pérdida de uniformidad en el estilo de los pasos?. Algo de esto debe de pasar en la Sangre de Cristo cuando en torno a la Semana Santa de 1948 comienza a cruzar cartas con el Hermano Mayor de la Cofradía de las Siete Palabras, Don Mariano Biu, cuestionando a quien debe pertenecer su nuevo paso, a lo que se responde que “esta Cofradía se atendrá siempre a las indicaciones que para ello se digne dar la Jerarquía Eclesiástica”.

Estas indicaciones llegaron a la Junta de Gobierno un 18 de mayo de 1948 y dieron como resultado que el Paso de la Tercera Palabra “es propiedad del Excmo. Y Rvdmo. Sr. Arzobispo por donación de la Cofradía a su persona y que éste ha dispuesto lo tenga ella en usufructo”. La obra había supuesto un gasto de 80.000 pesetas. Era el precedente del Decreto del 4 de abril de 1949 sobre la normativa a la que debían atenerse las Cofradías de la Semana Santa de Zaragoza y que se resume en tres puntos:

“Todas las Hermandades de Semana Santa estarán afiliadas a la Preciosísima Sangre de Cristo.

Para aprobar, modificar o variar los Estatutos o Reglamentos las Cofradías deberán esperar a la conformidad o a los reparos de la Sangre de Cristo.

Lo mismo ocurrirá cuando las cofradías deseen construir un nuevo paso representando escenas de la Pasión, modifiquen alguno de los ya existentes o pretendan sacar nuevas imágenes.”

Ante esto, el matrimonio Zapatero-Gargallo, en el acta de donación de la imagen dolorosa, fechada ese mismo 4 de abril manifiestan que “siendo deseo del citado matrimonio hacer donación de esta imagen a la Hermandad de San Joaquín y de la Virgen de los Dolores (…) ante la imposibilidad de hacer esta donación conforme deseaban por impedirlo las normas y los convenios que regulan el funcionamiento de las mencionadas Hermandades (…) acuerdan (…) hacer donación total con todos los derechos que correspondan de la mencionada imagen a la MIA y Real Hermandad de la Preciosísima Sangre de Cristo, imponiendo únicamente la sola condición de que mientras exista la Hermandad de San Joaquín y de la Virgen de los Dolores, sea esta Hermandad la que se encargue de darle culto y acompañarla procesionalmente cuando hubiese lugar”.

Dos meses antes, la mascarilla de la imagen, junto a varios dibujos, fue presentada a la Junta de Gobierno por Calero el 4 de febrero de 1949, siendo del gusto de la Directiva, aunque antes de decidirse esperaron a recibir, cuatro días después, la aprobación del arquitecto Don Regino Borobio, que 10 años antes había proyectado la carroza de esta Hermandad, y la aprobación del Presidente de la Sangre de Cristo Sr. García Belenguer. Una vez concluida la talla fue expuesta en el Colegio de los HH. Maristas (c/ San Vicente de Paul) para ser bendecida y posteriormente procesionada el 13 de abril, Miércoles Santo de 1949.

De Calero y de su Virgen dijo el crítico de arte D. Emilio Ostalé en su programa de Radio Zaragoza del 8 de abril de 1949: “Este imaginero (…) ha tallado y policromado una dolorosa con toda la inspiración que agitaba el corazón de los maestros antiguos (…). Desde esta Semana Santa, Zaragoza posee una magnífica dolorosa, que en su desfile procesional (…) llegará al corazón de nuestro pueblo y ha de emocionarle de tal modo que el sentimiento de angustia sufrido no lo olvidará nunca más”.

Ese Miércoles Santo la nueva Virgen heredará todos los enseres  y ornamentos con los que hasta entonces  había participado en procesión la Virgen en torno a la cual nació la  Sección: el manto,  la corona de plata,  la carroza e incluso el camarín en la Capilla de la Sangre de Cristo en San Cayetano sobre la urna del Cristo de la Cama. La obra de Calero  terminará ofreciendo no solo una nueva imagen al exterior, también una nueva “marca”, pues ese mismo mes de abril de 1949 se reformaran los reglamentos de la Hermandad de San Joaquín para hacer desaparecer su Sección de la Virgen de los Dolores conformándose la actual denominación de Hermandad de San Joaquín  y de la Virgen de los Dolores, popularmente conocida como la Dolorosa.

¿De quien es la Dolorosa?. Que más da; ¿De quien es la Virgen del Pilar?.

 Y así pasamos de Palao o Calero como esta misma tarde.





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