1995 |
Pues ya se han pasado las exaltaciones. Que uno recuerde, salvo las de 2008, que la de "los mayores" se celebró en la plaza de toros un 8 de marzo, pocas habrán acontecido tan temprano en el calendario.
En lo que no dudamos es que no hay otra actividad cofrade, sea pronto o tarde, que sume más horas de preparación y dedicación que pertenecer a una cuadrilla participante en estas exaltaciones, y cada año esas horas van en aumento por las exigencias técnicas y de composición que requieren las marchas. Sería imposible tocar como se toca y lo que se toca ahora solo por el don natural de los tamborileros. Es un engranaje de "24 piezas" que tienen que encajar en ritmos y sintonía, en velocidad y sonido, en equilibrio y coordinación.....
Por eso rompemos una lanza en favor de los de la última fila. Nuestra más total admiración a aquellos que en muchas cuadrillas intentan esconder o a las que les damos las partes del toque más sencillas o simplemente de acompañamiento. Y sin embargo son los más entusiastas, los que faltan a menos ensayos. En muchas son también los que más horas echan, porque si hay piezas sobrantes son los primeros candidatos a ser nominados; bien porque han entrado este año, bien porque están de meritorios o también porque sus carencias técnicas los hace susceptibles a esto, a dejar plaza libre. Con el paso de los años llegará alguno a la primera fila. Sería un buen estudio ver en que proporción llegan o cuanto tardan en hacerlo. Si cuesta más en una cofradía grande en número, etc...
Pero esto si hay exceso de participantes. A muchos grupos les cuesta llegar a ese máximo de 24 (incluso a grandes cofradías). En esto no todos juegan con las mismas cartas. No es lo mismo sacar 24 de entre 600 que hacerlo de entre 100. También es verdad que no es lo mismo el riesgo de equilibrar y coordinara a 24 que a 17.
Ahora que los grupos, en su ejecución dan la cara al jurado y no paran de moverse, estaría bien que alguno se atreviera a adelantar esa tercera fila a posiciones de vanguardia. No solo llevaría la contraria a esta carta, sino que, con originalidad y valentía, mostrarían todos sus credenciales y habría que tenerles en cuenta a la hora de puntuarles.
Con originalidad, que es lo que le falta a las composiciones de concurso. Todas son muy difíciles; todos tocan mejor que en los 70 80 o 90 de siglo pasado, pero todos tocan lo mismo (unos mucho mejor que otros). Además, el redoble, largo, prolongado, marcando los tiempos... ha desaparecido. Todos se presentan por igual desde que en el 97 o el 98 alguien impuso las formaciones actuales. Y cualquier novedad es replicada al año siguiente, para terminar pareciendo gimnasia rítmica con sus ejercicios obligatorios. Si hasta cuando salen de detrás de la cortina parece eso, la comparecencia de las de la natación sincronizada antes de tirarse a la piscina.
Hay que atreverse a dar una vuelta. Había más originalidad en aquellos concursos de los 80 en la Cruz de los Caídos o en los primeros años de la plaza de toros, tanto en las formaciones, como en los toques, los cuales si que representaban la idiosincrasia de cada cofradía en la calle. Era tal la variedad de novedades que se llegaron a prohibir o limitar (todos tienen que salir del mismo sitio, prohibido ciertos "adminículos"...), y así seguimos 32 años después. Y como no había apenas grabaciones audiovisuales al alcance de todos, los que se escuchaba ahí se quedaba. Ahora se estudia y se desgrana cada grabación. Y espera que no llegue la inteligencia artificial a esto.
Ya que hemos nombrado el concurso de 2008; el primero y el segundo fueron los mismos que en el 2024, pero el tercero quedó entonces octavo y el séptimo fue tercero; por lo cual "si se puede".
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