Por trabajo nos había tocado venir, pero desde tiempos de pandilla y noviazgos, cuando como en la canción de Sabina viajabamos "en sucios trenes que iban hacia el norte", no disfrutábamos de una de las ciudades más bonitas de España. Y eso que nuestra madre nació en Azkoitia, a 50 kilómetros de aquí, pueblo del que salió para no volver ni traernos nunca.
A mis amigos, allá por los ochenta les encantaba viajar al País Vasco. Les encantaba todo lo que suponía otras "nacionalidades históricas". Decir "apa", "agur", "egunon", "zorionak".... Les hubiera encantado tener una madre como la mía para decirle "ama". Una de nuestras amigas tenía una facilidad tremenda para echarse novios vascos, catalanes o andaluces; y enseguida le salía el deje en el hablar de cada una de las regiones correspondientes. Además como tocaba la guitarra, nos tenía todo el día cantando "Vientos del pueblo", versión Los Lobos o Paco Ibañez, igual daba
Una ciudad llena de alicientes, con la playa ciudadana más famosa y bonita de España. Un paisaje privilegiado combinado con un urbanismo elegante; el Kursaal y los pintxos del Casco Viejo, un festival internacional de cine, otro de jazz, la clásica ciclista de San Sebastián (única World tour en España) y Anoeta, que si no es un campo cinco estrellas poco le falta. Todo para un municipio que no alcanza los 200.000 habitantes. Que suerte la suya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.