Seguimos haciendo caso al consejero de la Chunta Aragonesista, lo de Slowdriving. Vamos, lo que hemos hecho siempre pero por otros lares. Veníamos de Guijosa y llegamos a Fuencaliente del Burgo entre campos de trigo y girasoles todavía sin florecer, enmarcados por montes de encinas y sabinares.
Un manantial de aguas termales al lado de la ermita es el nacimiento del río Perales y es el que da nombre a la villa, que tiene fuentes y afloramientos de agua por todas partes, todo un reclamo para que en siglos pasados se asentara aquí el Convento de las monjas Cistercienses de Santa María del Valle. Restos de la edificación se mantienen en el cementerio nos contó unos lugareños que salían contentos del "teleclub", que también nos señalan el camino a las Torcas de Fuencaliente. Iremos otro día porque seguimos nuestro camino hasta Fuentearmengil y Santervas del Burgo
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