11 de septiembre. Día de
Cataluña. Estando en Comillas (Cantabria), una buena excusa para hablar de los
lazos que se crearon entre estas dos regiones españolas con la monarquía,
nobleza y burguesía de por medio. Ya te mandé una postal similar hace un par de
años con el Palacio de Sobrellano.
Conocida es la historia del
Marqués de Comillas, el hijo de una pescadera nacido en 1817 y que bien joven
primero emigra en busca de oportunidades a Cadiz y en 1831 emprende viaje a
Cuba.
Allí, en la colonia española
termina haciendo fortuna. Unos dicen que por su gran ingenio, espíritu
emprendedor y su talento. Otros por ser un embaucador, estafador y con negocios
de esclavos de por medio. El caso es que termina casado con la hija de Andrés
Bru, un barcelonés propietario de un floreciente negocio en Santiago de Cuba.
En 1853 vuelva a España, a
Barcelona rico, con grandes propiedades en Cuba y con una flota mercante de
transatlánticos que abarcaría todas las rutas comerciales de occidente. Allí en
Barcelona nace su cuarto hijo que sería más tarde el segundo marqués de
Comillas, pues en 1878 el rey Alfonso XII le había concedido ese título al
comillano en reconocimiento a su apoyo estratégico y financiero durante la
Guerra Carlista y la crisis de Cuba.
Fue tal su amistad que en 1881 le
invitó a pasar sus vacaciones en la Casa Ocejo, la primera que se hizo construir
al volver a España para que viviera allí su madre. Y es el que presentamos en
esta postal. Allí sigue, entre el Filipinas y el Covirán; en medio del cruce
por el que pasa todo el mundo que entra o sale de Comillas.
El palacio es de estilo indiano,
pero es el primero en Comillas que se abre a lo que posteriormente fue el desembarco
del modernismo. Barcelona fue sin duda
la piedra angular del modernismo español, que irrumpió con gran éxito a finales
del siglo XIX de la mano de artistas de la talla de Antoni Gaudí o Lluís
Doménech i Montanerpero fue en Comillas donde éstos y otros genios comenzaron a
modelar un estilo que llegaría a todo su esplendor durante los siguientes años
en la capital catalana.
Muchos de los artistas
modernistas catalanes más conocidos pasaron por allí incluso antes de realizar
sus grandes obras en Barcelona, dejando su huella para siempre en estos parajes
del norte de España.
Así podemos destacar el Capricho
de Gaudí, la casa de veraneo del cuñado del Marqués diseñada por el creador de
la Sagrada Familia. El mismo Gaudí diseñó la chimenea de la Casa Ocejo, el salón y un templete para el jardín. Luego vino el Palacio de Sobrellano y la capilla Panteón de la familia
López, construidos ambos por Joan Martorell; o la Universidad Pontificia, obra
también de Martorell bajo la supervisión de Cristóbal Cascante y completada posteriormente por Lluís Doménech
i Montaner
Una curiosidad que pone de
manifiesto la importancia que adquirió Comillas en aquella época en la que los
Reyes de España veraneaban allí, es que fue la primera localidad de España en
disponer de alumbrado público eléctrico.
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