Pues ya lo tenemos
aquí. El libro de los tambores ha sido presentado hoy en la Casa de la Iglesia
por sus promotores, su editor, sus autores y, como decimos para el Pregón, por
delegación de la Junta Coordinadora. Doble motivo de alegría: Tenemos un nuevo libro de de nuestra Semana Santa y por
otro lado este supone poder divulgar y reafirmar lo que muchos consideramos y
creemos: Que el tambor, el bombo, el timbal se han convertido en símbolos
reconocibles e imprescindibles en la celebración de nuestra Semana Santa.
Nos han contado como desde
el principio se sumó a la empresa a Jorge Sesé, ilustrador del trabajo con sus
fotografías, y como no podía ser de otra forma el resultado es magistral. Y lo
mismo pasó con Alfonso García de Paso al que se le pidió un primer capítulo que
nos introdujera en los sonidos y acompañamientos musicales anteriores a la
difusión de las bandas de percusión en las procesiones zaragozanas. Este
capítulo era necesario para distinguir y diferencias etapas de nuestra Semana
Santa, y como esta cambia a partir de la llegada de los tambores en 1940 con la Fundación de las Siete
Palabras, pero especialmente a partir de la década de los 50 y 60 con la
implantación de estos instrumentos en la mayoría de las cofradías existentes en
nuestra ciudad. Alfonso, cuya firma y presencia dota de prestigio y rigor a esta
publicación, ya tenía desarrollado este tema en otros escritos y era lógica su
presencia, antes de terminar llenando este nuevo libro de citas y referencias
con su nombre como ocurre en multitud de trabajos desde que en 1981 publicara
su primera obra.
Con su aportación nos
encontramos con un estupendo trabajo de un aspecto importante de la Historia de nuestra
Semana Santa. En este caso, la música.
Y aquí se acabaría el
componente histórico de la publicación, porque el resto de los capítulos no
pretenden contar la historia del tambor en nuestra Semana Santa. No se ha
pretendido hacer un libro de historia nos han contado los autores, sino hablar
de la esencia de este instrumento en nuestras procesiones y de cómo se ha
convertido en santo y seña e identidad de estas y de nuestras cofradías. No es un libro
de historia, no tiene un carácter academicista, ni es un tratado sobre música o
sobre el instrumento. Es más, está escrito desde la calle, desde nuestros
lugares de ensayo, con nuestro lenguaje, con nuestra manera de entender el
instrumento, sus marchas y sus toques.
Contar la historia
hubiera supuesto intentar encajar la trayectoria de 20 cofradías, más las
relaciones que mantienen con estos instrumentos las cuatro que no los presentan
entre sus filas, más aquellas instituciones ahora desaparecidas y que también
suman.
Desde el principio
teníamos claro que no querían desarrollar cofradía por cofradía. Estas ya han
elaborado o están por elaborar sus publicaciones propias sobre este tema,
especialmente desde que se comenzaron a celebrar bodas de plata, de oro y demás aniversarios. La historia de cada cofradía tiene su encanto
a nivel individual, pero en una obra colectiva terminaríamos aportando cifras,
datos y nombres multiplicados por 24, quitando frescura y cuerpo común a lo que
se deseaba madurar.
Es más, intentando
escapar de un libro de historia, la primera propuesta de título parece ser que no
hacía referencia a los 75 años. Era algo así como “Sonidos de procesión I:
Tambores de Zaragoza”. De esta manera no solo daban protagonismo este
instrumento frente a otras manifestaciones musicales sin sentirse culpables por
no desarrollarlos, sino que se invitaba a iniciar una colección con “Sonidos de
Procesión II, III, IV, V…….. hablando sucesivamente de carracas, matracas,
heráldicas, cornetas, trompetas, piquetes, bandas….. Seguro que Coordinadora estará encantada de
lanzar una colección así. Y muchos de poderla escribir.
Para hacer un libro de
historia se encontraban con otro problema. Lo que verdaderamente nos gusta, el
origen y nombre de las marchas, el discurrir de los ensayos, la organización de
las procesiones, las manera de colgarse un tambor, el gusto por determinadas
baquetas, el descifrar una participación en una exaltación….. las vivencias
personales…… todo esto no aparece recogido en ningún acta
ni archivo, que en todo caso presentan facturas sobre adquisiciones o los
nombres de los responsables de cada momento.
Para intentar subsanarlo
se elaboró una ficha con un cuestionario que re remitió a todas las cofradías
para que , una vez cumplimentada, fueran devuelta y poder así disponer de un
cuerpo común de datos, referencias y explicaciones que sirvieran en la
intención de poder descifrar la hipótesis de que nuestro tambor tiene una
identidad diferencial respecto a otros lugares, que a su vez está definida por
el carácter diferencial que cada una de las secciones de instrumentos siempre
ha pensado que presenta en relación a las demás. De esta manera el cuestionario
pedía a cada cofradía aspectos como: Antecedentes musicales a la llegada de los
tambores, Personas significativas a lo largo de la historia de cada una de
ellas o preguntas como si se considera que tu sección tiene características
singulares que las diferencian del resto y cuáles. También con que adjetivos
calificarías a vuestra sección, dentro de que estilo definirías vuestras
marchas o el nombre de las marchas que consideras como más representativas de
la cofradía y por qué. Hitos que conviene recordar, postura en relación a
Concursos y Exaltaciones o el inventario de marchas de cada cofradía con datos sobre
quien la compuso, por qué se llama así desde que años a que años se toca,
estilo de la misma……
Toda la información
recogida, ahora en manos de la Junta Coordinadora , ya de por si atesora un gran
interés per se. Solo el hecho de
disponer del nombre de todo el patrimonio sonoro de nuestras marchas, de la
época de cuando se crearon y de quien la compuso tiene su valor y ahí queda.
Esta información
recogida, junto a publicaciones ya editadas por las cofradías u otras
instituciones (Asociación Redobles, Estudio de la Semana Santa ,
encuentros regionales….) supusieron las principales fuentes para dotar de
contenido el trabajo. Pero también crearon el problema de cierto desequilibrio
en la información. Hubo cofradías que dotaron a la ficha de un exquisito y
amplísimo desarrollo en información, detalles y referencias y a otras en cambio
tal vez le pilló en mal momento (era principios del verano de 2011). Y a alguna
hubo que perseguir y reclamar repetidas veces.
Para terminar de
encajar la información recibida o corroborar dudas o confrontar contradicciones
leídas o vividas se centraron en el estudio de fotos y en preguntas a pie de
calle a cofrades de calle (pero como si fueran dentro de una conversación, sin
que estos supieran que estábamos indagando para un libro). También llamadas o
correos electrónicos en periodos fuera de Semana Santa. Debemos recordad que
2011, 2012 y 2013 no es que hayan sido precisamente años muy completos, y la
climatología también ha jugado en contra de este trabajo.
Con todo esto, nos
contaron como el libro lo hemos hecho entre todos, sin que suene a parabién la
metáfora. El libro se ha hecho con mucha información y vivencias facilitadas
por más cofrades de los que imaginamos o podríamos nombrar.
Es un libro de
participación. Y del mismo modo que el capítulo 6 hace referencia al tambor
como vehículo de participación en la vida cofrade y procesional como ningún
otro ámbito cofrade ofrece, el libro también ha estado abierto a todo aquellos
que quisieron dar testimonio de sus experiencias, y desde la Coordinadora se
invitó a las cofradías para que trasladaran esta posibilidad.
Por último, y de manera
trasversal, con idea, guión e ilustraciones de Jorge Sese, aparece de manera
intercalada entre los capítulos una alegoría a la vida cíclica de un tambor,
desde su nacimiento, pasando por la infancia, adolescencia, madurez,
enfermedad, despedida…… una invitación a sentirnos reflejados todos en algún
momento y para seguir dando vida a esta pasión que nos une a muchos.
La primera impresión al
ojearlo es magnífica, por la calidad de la impresión, la maquetación y la
fotografía.
Pero no se nombra a
nadie, y es una pena porque tal vez esto quita calidez al texto, y los autores
se han quedado con las ganas de hacerlo, de introducir muchos nombres. Pero el
protagonista debía ser el instrumento, además de que se corre siempre el
peligro de ser injusto con tantos y tantos cofrades anónimos que bajo
terceroles, capirotes, bonetes o capuchas han conseguido llenar de oración y
tradición 75 años con tambores en nuestra Semana Santa.
Esperamos que guste.
Interesante entrada, pero es molestísimo leer algo con la letra blanca sobre fondo negro. El blog mejoraría mucho si lo pusieras al revés: letra negra sobre fondo blanco o clarito.
ResponderEliminarGracias por la sugerencia. Lo tendremos en cuenta.
ResponderEliminarMe parece pasional escribir en blanco sobre fondo negro...le imprime caracter y misticismo.
ResponderEliminarLo contrario seria como leer el periodico..
GRacias Lara. Tendré en cuenta tus PASIONES
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