viernes, 18 de diciembre de 2009

TIEMPO DE ADVIENTO VII: Las felicitaciones de Navidad.






Posiblemente con el paso del tiempo sea una costumbre a extinguirse, y nuestra bandeja de correo electrónico se llene cada vez con más power point de amaneceres de Dios existe, buenos deseos, gatitos y demás zarandajas. Unos a causa de la cómoda modernidad otros alegando su ecologismo militante (conozco varios de estos que van a trabajar en coche viviendo a diez minutos andando, o que en vacaciones termina siempre cogiendo aviones. Lo que no se si sustituye el scotex o similares por un papel virtual).

A mi sin embargo me sigue gustando felicitar las navidades y los prósperos años entrantes con postales (con christmas, que aprendimos a decir en los 70). Y me encanta también recibirlos una vez dejadas por la cartera en mi buzón. Si el sobre lleva el sello dedicado a la Navidad mejor, aunque el de este año no es que sea muy majo. En casa, al ser muchos y tener mucha familia seguimos recibiendo muchas postales, especialmente esas que se reparten de mano en mano en el patio del colegio, como hacíamos también en mi generación. Con todas las recibidas, y ya las estamos recibiendo, vamos montando unas guirnaldas con las que decoramos el salón. Las hay solidarias (las de UNICEF suelen ser las más bonitas), las hay con réplicas de grandes artistas con belenes clásicos, las hay modernas que no hay por donde cogerlas, las hay con niños de toda la vida, las artesanas y hechas en casa y las llenas de Santa Claus, las de los chinos.....

La primera felicitación de la que hay constancia se imprimió en Estrasburgo en 1476, y del año siguiente data otra en la que, junto a la imagen del Niño Jesús, aparece impresa una frase de felicitación de Año Nuevo. La difusión popular de la tarjeta se produjo a lo largo del siglo XIX, cuando comenzaron a ser repartidas por empleados públicos y los artesanos entre sus clientes, a la vez que se les pedía el aguinaldo.

En la actualidad, el envío de postales entre familiares y amigos es de influencia anglosajona Se inició en Inglaterra, cuando los alumnos de un colegio escribieron y decoraron unas notas para sus padres felicitándoles la Navidad. En su mayoría representaban una familia con hijos que felicitaban la Navidad. A algunos padres les gustó tanto que las utilizaron a su vez para felicitar a sus familiares y amigos. Con todas las que se recibían se comenzó la costumbre de decorar las habitaciones principales de la casa. O por lo menos así se lo han contado a mis hijas en el episodio Caillou. Una Navidad Mágica. De lo anterior me he enterado leyendo algo más serio, La Navidad en Aragón

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