La Sombra del Peregrino es una de
las historias míticas de Santiago de Compostela. Al caer el sol y encenderse el
alumbrado de la plaza Quintana, junto a
la Puerta Santa aparece una misteriosa sombra. Para muchos representa la imagen
de un peregrino con indumentaria medieval, con sombrero y bordón. La sombra
acumula un sinfín de las leyendas. Hay quien cree que refleja el alma de un
peregrino que se quedó para siempre en la Catedral. Para otros, recuerda la
figura de un peregrino francés del siglo XV, hijo de un noble de París, sobre
el que pesarían tres muertes y un triste destino.
Sin embargo, la versión más
extendida es la de un sacerdote de la Catedral, enamorado de una monja de
clausura del convento de San Paio, emplazado al otro lado de la plaza. La
tradición reza que el religioso se reunía con ella a través de un pasadizo que
existía bajo la escalinata de la plaza Quintana y por el que se comunicaban la
Catedral y el convento. Pasado un tiempo, el sacerdote, cansado de la
situación, le habría propuesto a su amada que se escaparan juntos. Se citó con
ella al anochecer en la plaza y allí se presentó con la vestimenta del
peregrino medieval, indumentaria que le permitiría no llamar la atención. La
esperó pacientemente, pero ella no acudió. Aun así, noche tras noche, el
enamorado (o su sombra) aún acude a su cita. Y la sigue esperando.
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