El Real Sitio de Covadonga aúna
en su seno una prodigiosa historia, una espiritualidad a raudales y una
naturaleza única. Covadonga seduce por la belleza de su paisaje, por su valor
cultural, y por el eco de su espiritualidad.
El origen del lugar está plagado
de leyendas que, quizás, tienen parte de verdad, y que cuenta como en este sitio se libró la famosa Batalla de Covadonga
en el año 722, que supuso la victoria de don Pelayo (718-737) frente a las
tropas musulmanas, y a raíz de la cual se constituyó el primero de los Reinos
Cristianos de la Península Ibérica, marcando el inicio de la Reconquista.
Se encuentra enclavado en el
primer Parque nacional de España, creado en el año 1918 con el nombre de Parque
nacional de la Montaña de Covadonga, siendo ampliado en 1995 a todo el conjunto
montañoso, y cambiándose su denominación al de Parque nacional de los Picos de
Europa.
El conjunto monumental se
encuentra formado por la Santa cueva de Covadonga, donde se inició el culto
religioso y en donde se encuentra la famosa talla de la Santina; el monasterio
de San Pedro; y la basílica de Santa María la Real, que surgieron al abrigo de
la Cueva, y otros edificios de menor entidad que se encuentran en torno a la
explanada, como el Museo del Real Sitio.
Desde que en 1777 un incendio
asolase a la Santa Cueva y el arquitecto clasicista Ventura Rodríguez, el
principal arquitecto del país de su época y el último barroco, (autor, entre
muchas cosas de la remodelación y
terminación de la basílica del Pilar de Zaragoza), diseñase
un proyecto de una gran basílica, el cabildo ovetense perseguía la idea de
crear un gran santuario consagrado a la Virgen. Finalmente, esta idea se
materializó durante el reinado de Alfonso XII (1874-1885). Los diseños
corrieron a cargo del mencionado Roberto Frassinelli.
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