Hacinas, pequeño pueblo burgalés de la Sierra de la Demanda, se resiste a perder una de sus tradiciones más añejas, la enramada de la iglesia de San Pedro. El origen entronca con las tradiciones primaverales precristianas en la que los mozos demostraban su amor hacia las mozas la noche del 28 al 29 de junio enramando sus puertas y ventanas.
Tradicionalmente eran los jóvenes, pero hoy en día cualquiera que lo desee puede acercarse a enramar la gran escultura de San Pedro de la portada de la iglesia.
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