En el campo santo, bajo el silencio de los cipreses, las
historias se entrelazan entre piedra y flores.La banda provincial toca un réquiem suave mientras las flores marchitas
susurran secretos de vidas pasadas el día que son renovadas por otras nuevas. En
este rincón de quietud, el tiempo se detiene, recordando a los que partieron y
dejando huellas imborrables en el alma de los que quedaron.
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