No era un ciervo de 15 puntas pero uno se sintió como the queen por Balmoral cuando aquel osado corzo se quedo hierático en mitad de la senda. Nuestras miradas se cruzaron unos segundos que parecieron una eternidad comparado con la reacción huidiza de todos aquellos que nos encontramos en nuestro deambular por el bosque. De hecho, hasta dio tiempo de ser retratado para protagonizar esta postal.
Un corzo retaddor, insensato, presumido y orgulloso.
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