Foto cedida por David Briceño Viviente
En este Martes Santo, en el que el frio cierzo también ha querido acompañarnos, el inicio de las procesiones reunía a numeroso público expectante a la puerta de las iglesias. Daba igual que fuera el Refugio, San Juan de los Panetes, Jesús Maestro, el Portillo, el Carmen, el colegio de los Jesuitas o el Perpetuo Socorro. Si no acudías con tiempo difícil encontrar hueco en la acera.
Pero luego, en una noche con propuestas de procesiones de lo más variada, según que cofradía seas tan importante es por donde pasas como a la hora y el día que lo haces. Ocurre en la procesión de Cristo Despojado de sus vestiduras. No es lo mismo pasar por la plaza del Pilar a las 20 horas y embocar la calle Alfonso con el personal subido a las farolas para contemplar la procesión, que atravesar aquella plaza, bien entrada la noche y con un gélido viento soplando.
De esto tomaron nota hace unos años la Crucifixión que, viniendo del barrio Jesús, bastante tienen con cruzar el bello y simbólico pero inhóspito puente de Piedra en noches como la de hoy, para no encontrar el acomodo necesario a su paso por la basílica. El transito por las viejas calles de la catedral les da el ambiente que procede para una procesión de sus características, celebrando el llamado acto del Stabat Mater en la plaza de la Seo.
Stabat Mater. Año a año, desde que apareciera en 2016, va cobrando más protagonismo la Virgen de los Ángeles. Alegra poder ver a la Virgen de los Ángeles en la procesión de la Crucifixión. El Domingo de Ramos el viento no aconsejaba su participación, y aunque hoy por el puente de Piedra aún era peor, en peores condiciones lo han cruzado. Tampoco era cuestión de no hacerlo. No fue de extrañar la actitud preventiva del domingo. Tras lo acontecido por la lluvia el sábado en el pregón, la Crucifixión fue la cofradía damnificada al quedarse con el guion totalmente inutilizable para lo que queda de semana. De este modo hemos podido ver, con dos días de antelación, el nuevo estandarte donado por la feligresía de la parroquia castrense de San Fernando que esperaban estrenar en la procesión titular del Jueves Santo. Y no ha sido la única primicia pues de la misma parroquia castrense se incorpora al conjunto de imágenes zaragozanas un Cristo del siglo XVII bajo la advocación del Cristo del Honor y del Servicio. Nos alegramos por la Crucifixión y por toda la Semana Santa al enriquecer su patrimonio. Está bien sumar tallas de siglos pasados, pues actualmente hay más imágenes del siglo XXI que las anteriores al siglo XX. Habrá que actualizar el catálogo de Cristos en procesión pues no todos aparecen recogidos tras las últimas incorporaciones.
Y en espera impaciente de que llegue el Jueves Santo, con la incorporación de la gran novedad de este 2023 con el nuevo paso de la Verónica, hemos podido acompañar a la imagen de Cristo abrazado a la Cruz portada, sin la compañía de la Verónica, en una bellísima carroza cedida por la cofradía del Santísimo Cristo de la Paz y Santo Lignum Crucis de Calatayud.
La salida de la Institución de la Sagrada Eucaristía siempre crea interés, aunque su presencia sea muy distinta a como se muestra el Jueves Santo, más este año en la que no han dispuesto de acompañamiento musical, tan importante siempre en este viacrucis. El Cristo del Perdón es portado a hombros por voluntarios de la parroquia del Perpetuo Socorro al son de los tambores de la cofradía.
Conde de Aranda debe de ser la calle más larga de Zaragoza por lo que lo que cuesta en tiempo ser recorrida por la cofradía de Nuestro Señor en la Oración en el Huerto. Con esta no ha faltado la música. Sus tambores cierran la procesión precediendo al paso del Huerto, mientras la banda de Villanueva de Gállego marca el paso a la enorme peana de Nuestro Padre Jesús de la Oración. Que gran banda, un clásico musical de nuestra Semana Santa, y que suerte para dicho pueblo. Entre ambos pasos, la Virgen de la Confortación, que este año lucía un tocado monjil inspirado en una reproducción del antiguo convento de la Victoria, lo que hoy es el Parque de Bomberos del Casco Viejo. Ya que hablamos de vestimentas, la que siempre da que hablar es la túnica del Jesús orante. Sus vestidores la han denominado "túnica persa" y hasta parecía discreta si la comparamos con la del año anterior, que hacía que el bordado de la pechera pareciera mesurado sobre ese "blanco roto".
Que decir de la procesión del traslado del Cristo del Refugio por la cofradía de la Piedad, o la procesión de las Lágrimas de la cofradía del Descendimiento. Altísima participación de cofrades, público haciendo pasillo interminable en las aceras de principio a fin y procesiones preñadas de momentos interés y seducción. La entrega del Cristo del Refugio para la custodia en estos día a cargo de la Piedad, el rezo de las "lágrimas" y la parada en el hospital, la llegada a Santa Engracia, las jotas, el final de ambas en San Cayetano... y el gran protagonismo de sus secciones de tambores.
El ritmo de "Milenio" del Descendimiento (¿te has fijado que los bombos van con guantes?)pone el broche final a un gran Martes Santo. Nos espera el Miércoles Santo, porque tras 4 años sin él, "esta noche se sale".
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