La Congregación de Esclavas de la
Santísima Virgen de los Dolores, indiscutible protagonista de las mañanas del
Sábado Santo, lo ha sido también en el Telediario de Televisión Española.
Cualquier reconocimiento es poco para la singular cofradía zaragozana, de la
que nunca estará de más hablar de ella. En el noticiero televisivo se insistía
en su carácter exclusivamente femenino, seguramente otorgándole ese
empoderamiento que se le supone a toda empresa de tal género en los medios de
comunicación. Esa connotación, hablando de la Piedad o de la Sangre de Cristo
hubiera tenido un carácter menos positivo y con un toque peyorativo en los
medios.
Desde luego la Congregación a lo
largo de su historia se ha sabido empoderar. Porque no se lo hemos puesto
fácil. Fundada en 1886 con el fin de que jóvenes solteras tributaran “un culto
especial a la Santísima Madre de Dios”, comienza a acompañar un año más tarde
al paso de la Virgen en el Santo Entierro. Pero cuando en 1938 esta imagen se
convierte en la titular de la Sección de la Virgen de los Dolores de la
Hermandad de San Joaquín, las esclavas quedan desplazadas de la procesión.
En 1946 la Congregación se hace
filial de la Sangre de Cristo con deseos de volver a participar activamente en
el Santo Entierro. Organiza una procesión con su propia imagen desde San Pablo
hasta San Cayetano en la tarde del Viernes Santo. Una vez allí se incorporaban
al discurrir del Santo Entierro, ubicándose sin imagen entre la Cofradía de la
Piedad y la Dolorosa, pero con petición de hacerlo detrás del paso de la Virgen
de los Dolores. Ante esto la Junta de Gobierno de la Hermandad de San Joaquín
escribe una carta a la Sangre de Cristo en contra del cambio de ubicación
aludiendo “que la iglesia concede siempre a los caballeros la preferencia a
estar más próximos al centro o motivo principal de la procesión que en este
caso es la Cama del Señor”. Ante esto, las Esclavas mantendrían su actual
orden procesional y no contarían con la participación de su imagen hasta 1957. Poco
a poco volvían a recuperar su sitio, y conquistando otros, pues como se escribió
en El Noticiero el Jueves Santo de 1946: “Faltaba en la Semana Santa
zaragozana una procesión que acompañase a la Santísima Virgen, después de haber
dejado el cuerpo de su Hijo en el Sepulcro y nadie mejor para organizarlo que
esta Asociación de Esclavas, dirigiéndose desde la iglesia de San Cayetano a la
de Santiago, acompañando en silencio a la sagrada imagen de la Soledad”.
Cada año que sale la Congregación
de Esclavas es un éxito para ellas y para nuestra Semana Santa. No se ha leído en
ningún sitio, tal vez porque bastante hemos tenido con dos años sin procesiones
para fijarnos en detalles menores. Pero de la misma manera que otros lo hacen,
revindicar que desde 1991 las Esclavas celebran esta Procesión en la mañana del
Sábado Santo, acercándose en su soledad hasta el Convento del Santo Sepulcro.
En la tertulia del Sanedrín, María
Nogueras apuntaba con acierto que las afamadas filas de velas de la Piedad se
nutren de hermanos que lo son también de otras cofradías; algo que no ocurre
con la procesión de las Esclavas. Es más; en dicha tertulia se da un premio a
la Virgen de las Lágrimas como pionera en conferir un carácter “mariano” a nuestra
Semana Santa y por su brega por conseguir participar en el Santo Entierro. Así seguimos,
sin ponérselo fácil cuando es una procesión y una Congregación, por única y
diferente, para proteger y conservar.
Acompañándolas llegamos al Sepulcro de San Cayetano que cumple diez “montajes” desde que se instauró en 2011. Tal vez el más sencillo de todos, pero sin duda el más simbólico. Desde la mañana del Jueves Santo la presencia del laurel ha sido permanente bajo el palio, y hoy Cristo aparece rodeado de coronas de laurel, símbolo de la victoria, no solo en el triunfo, sino también en la conquista de la libertad.
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