Sitges es bonito. Un pueblo de pescadores cerca de Barcelona que ha sabido mantener el encanto de su casco urbano, con sus calles peatonales y sus edificios modernistas, y el atractivo de sus playas combinandolo con las necesidades del su característico turismo.
Pero lo mismo podemos decir del resto de calles de Sitges, repletas de tiendas y locales de copas y restaurantes, donde tomar el pulso al buen ambiente de tolerancia y diversidad que caracteriza a esta localidad. O del Paseo Marítimo que recorre todas sus playas, entre gente haciendo deporte, paseantes y vendedores ambulantes.
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